Camaradas,
El pasado 10 de noviembre un pequeño destacamento de comandos británicos partió de Alejandría a bordo de los submarinos Torbay y Talisman. En el primero se encontraban el Teniente Coronel Geoffrey Keyes, dos oficiales y 22 hombres y en el segundo el Coronel Robert Laycock, dos oficiales y 24 hombres. Cuatro días más tarde llegaron ante las playas del área de Cyrene, Libia. Su objetivo: asaltar los Cuarteles Generales del General Erwin Rommel, Jefe del Afrika Korps, y asesinarlo.
Esperándolos en la playa estaba el Capitán Jock Haselden y un soldado árabe colaboracionista de los británicos. El resto de los hombres de Haselden, incluidos dos oficiales británicos, un capitán de Bélgica Libre y otro árabe, aguardaban en el interior. Todos habían llegado al área algunas horas antes por medio de un destacamento motorizado del Long Range Desert Group. Haselden y sus hombres tienen ciertos conocimientos de la zona y más tarde se encargarían de sabotear los enlaces de comunicaciones.
A las 18:30 horas, Haselden hizo señales con su linterna y veinte minutos después la primera de las lanchas llegó entre la oscuridad. Sin embargo, antes que todos los comandos pudieran desembarcar de los submarinos, el mar se encrespó, por lo que del equipo de Laycock tan sólo siete hombres y el propio Laycock pudieron llegar a tierra. A la vista de la inesperada reducción de recursos y de la acuciante necesidad de hacer coincidir sus acciones con la noche del 17 al 18 (víspera de la Operación Crusader), se hizo necesaria una revisión de los planes, que quedaron de la siguiente forma: Keyes junto con 18 hombres atacaría la casa y Cuartel General de Rommel, el Teniente Cook con 6 hombres sabotearía las comunicaciones telefónicas y telegráficas en el cruce de carreteras de Cyrene y Hasalden con 5 hombres haría lo propio en la carretera El Fridia-Slonta. Así, al amparo de la noche del día 15, los comandos británicos iniciaron su caminata de 25/35 kilómetros hasta sus objetivos bajo una lluvia torrencial
Laycock, por su parte, decidió permanecer en el punto de encuentro con la munición de reserva a la espera de que llegaran el resto de sus hombres. Él era la única persona, además de Keyes, que tenía un conocimiento global del plan y sería necesario para guiar a sus hombres en el caso de que finalmente lograsen desembarcar de los submarinos.
A medida que Keyes se acercaba a su objetivo en Beda Littoria, ayer 17 de noviembre, traidores árabes le indicaron que el Cuartel General de Rommel quedaba situado en Sidi-Rafa. Haselden estuvo de acuerdo con esta información de tal modo que Sidi-Rafa pasó a convertirse en el nuevo objetivo. El plan consistía en que Keyes, el Capitán Campbell y el Sargento Terry irrumpieran en el edificio mientras el resto de hombres tomaban posiciones para impedir interferencias enemigas. Estos despliegues tenían los siguientes objetivos: deshabilitar la planta de luz eléctrica (3 hombres), vigilar las salidas de la tienda de guardia y el aparcamiento de coches (5), impedir que nadie abandonara el hotel cercano (2), vigilar la carretera a ambos lados del edificio (2) y vigilar cualquier entrada que Keyes y sus hombres emplearan para acceder al edificio (2).
Antes de la medianoche, todos los hombres se encontraban en sus puestos. No habiendo encontrado ninguna entrada en la parte de atrás del edificio, Keyes, Campbell y Terry se dirigieron a la puerta principal y la golpearon con los nudillos. Campbell, que hablaba un alemán perfecto, solicitó entrar. La puerta se abrió, y en cuanto el centinela se dio cuenta de que había sido engañado, opuso resistencia. Incapaz de reducirlo de forma silenciosa, Campbell le disparó. ¡Los británicos acababan de perder el elemento sorpresa!
Una ráfaga de la metralleta de Terry disuadió a dos alemanes que habían acudido a investigar la conmoción, a regresar escaleras arriba. Fuera, los centinelas abatieron a otros dos que habían sido vistos corriendo hacia el edificio. Se encendieron las luces en muchas habitaciones. Keyes y Campbell comenzaron a registrar sistemáticamente la planta baja habitación por habitación. Los ocupantes de la segunda habitación optaron por resistir y una ráfaga alcanzó a Keyes cuando abrió la puerta, cayendo al pasillo mortalmente herido. Terry vació dos cargadores en la habitación y Campbell remató el trabajo arrojando una granada y cerrando la puerta. Arrastraron a Keyes al exterior, donde murió casi inmediatamente. Mientras lo atendían, la pierna de Campbell fue fracturada por una bala perdida. Dio órdenes a Terry que reagrupase a los hombres y que arrojasen todas las granadas que tuvieran por cualquier ventana disponible. A continuación les ordenó que lo abandonasen allí mientras ellos intentaban abrirse camino hasta el punto de encuentro, dándose cuenta de que supondría una carga insoportable para sus hombres tener que transportarlo a lo largo de casi 30 kilómetros hasta la playa por terreno escarpado y un desnivel de 2.000 metros.
Su objetivo, el General Erwin Rommel, sí que había empleado el cuartel general de Beda Littoria y el edificio en Sidi-Rafa, pero sólo como cuartel general logístico. En cualquier caso, en el momento en que los comandos atacaron el cuartel Rommel se encontraba de visita en Roma, habiendo regresado durante el día de hoy al Norte de África. La Operación Flipper ha sido un gran fracaso, habiendo conseguido muy pocos objetivos (destruir algunos postes de comunicaciones, no más) y virtualmente todos los hombres de la fuerza de Comandos de Oriente Medio involucrados en la operación han muerto o han caído prisioneros.
Es lebe der General der Panzertruppen Erwin Rommel!
Gott straffe Engelland!