[Opinion] Carta de @Perradesatan a George Bailey

Perra de Satán 20 diciembre, 2013 0

¡Feliz Navidad, George Bailey!

¿Cómo está usted? (además de MUERTO). Bueno, perdóneme: los personajes de las películas nunca mueren, siguen vivos en nuestros corazones para siempre. Y tan para siempre, que casi setenta años después usted sigue más vivo que nunca, y todo por culpa de la televisión española que se empeña en recordarnos todos los años que vivir es lo mejor que nos va a pasar en la vida.

He decidido dedicarle unas palabras, primero, por las fechas en las que estamos, que aunque no es Navidad Navidad Navidad, lo lleva siendo desde octubre, así que ya nos encontramos todos totalmente inmersos en el mismo espíritu que envuelve su película. Y segundo, porque hoy, yo, por primera vez en mi vida, he visto ¡Qué bello es vivir!

Que me pasa a mí una cosa, señor Bailey, y es que a veces se me cruzan algunas películas, sobre todo esas que la opinión pública ha alzado ya al puesto de obra maestra, y que cuanto más me dice la gente que qué buena es esta película, que cuánto te va a gustar, pues menos ganas tengo de verla y más manía le cojo. Y créame, George, una película que se llama ¡Qué bello es vivir! (It’s a wonderful life en su versión original), tira mucho para atrás.

Si le soy sincera, hay una tercera razón que me ha animado a escribirle: darle buenas noticias. Que me he dado cuenta de que su espíritu, su esencia, el ángel en el que usted se ha convertido, o llámelo usted como quiera, está más presente en nuestras vidas de lo que creemos. A 2013 que estamos, y casi 2014, y todavía nos tienen que recordar lo bello que es vivir para que no tiremos la toalla desesperados.

Bueno, esta vez más que recordarnos lo bonito de la vida, nos han tenido que recordar lo bonito que es España – el país que me vio nacer, señor Bailey- porque ya no sabíamos encontrarle la belleza a ser español por ningún lado. Al borde del suicidio social estábamos, pero gracias a un anuncio de televisión que nos cayó del cielo, hemos recuperado todas las fuerzas perdidas, nos hemos juntao, nos hemos comido un bocadillo de jamón, y palante con lo que nos echen, o más bien con lo que nos quiten.

La pena de todo esto es que ambas historias (la suya y la mía, o la de España) acaban de manera completamente diferente. O eso me temo. Pero volvamos a lo bonito y a lo feliz, que es Navidad. En el fondo para lo que quería escribirle era para decirle que me ha pasado lo que me pasa siempre en estos casos, que aunque llevo diciéndome a mí misma varios años “que tienes que ver esta película, que tienes que ver esta película aunque sepas que no te va a gustar”, ha tenido que ser hoy el día que me decidiera, y mire, que me he llevado una sorpresa, pero de las buenas.

Que ¡Qué bello es vivir!, lejos de ser solamente un cuento de Navidad (gesto de vomitar) es una verdadera obra maestra. Y oye, pues no le voy a engañar, que alguna lagrimilla se me escapó. Hombre, tengo que decirle que quizás su personaje era demasiado bueno para ser cierto, pero quién sabe, de todo hay en la viña del señor, ¿por qué una persona no iba a ser tan generosa?

Yo soy muy generosa también, que todos los años doy dos kilos de arroz y dos de pasta a la parroquia, pero yo creo que lo que a usted le hace santo es esa resignación que usted tiene, que soy yo y no me conformo con romper una mesa, yo me lío a tiros al más puro estilo americano. Qué rollo cuando lo tenemos todo tan bien planeado y la vida nos manda por otros caminos que a veces ni nos apetecen ni nos motivan de ninguna manera, pero bueno, citando aquí a Campofrío – una fábrica de chorizos- a veces pensamos demasiado en lo que nunca tuvimos y nos olvidamos de todo lo que hemos tenido.

Ahora me apetece preguntarme: ¿qué hubiera sido del mundo si Perradesatan no hubiera nacido? Perradesatan soy yo, George, que no me he presentado. Bueno, la verdad es que yo no he salvado la vida de nadie, al menos siendo consciente de ello. Ni he evitado que alguien se envenene, ni me he visto obligada a heredar el negocio de mi padre – básicamente porque sigue vivo – ni he sacrificado mi juventud, mi dinero y mi tiempo para darle a otro la oportunidad de hacer una carrera ni, mucho menos, he salvado a mi pueblo del desastre financiero. Aunque oye, a lo mejor todavía estoy a tiempo de esto último. Pero vamos, que no creo.

Vaya mierda más gorda estoy hecha, señor Bailey. ¿Mi vida también merece la pena? Vamos a decir que sí, que es Navidad y está prohibido lamentarse. No obstante, y por si acaso, el otro día descubrí que el olor del gas me gusta, así que si no tengo plan para Nochebuena, en vez de tirarme al río, que hijo, qué frío, pues hala! suicidio a la alemana. Pero que no, de verdad, George Bailey, que no hace falta que se me aparezca ningún ángel, que yo aprecio mi vida aunque lo más heroico que haya hecho sea terminar una (solo una) etapa del Camino de Santiago. De nuevo le deseo que tenga usted otra Feliz Navidad, y ya de paso, que la tenga todo el mundo, en la medida de lo posible. Un saludo de:

@perradesatan

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