[Opinión] Carta de @perradesatan a las fiestas del cine

Publicado el 10 enero 2013 por Despiram @FrikArteWeb

Queridos premios Goya, queridos premios Oscar:

Como suele pasar cada año, hay una semana en la que el cine parece lo más importante de la vida, por encima incluso del fútbol, y es la semana en la que se dan a conocer los nominados a los Oscars. Y digo a los Oscars porque yo creo que las nominaciones de los Goya son algo anecdótico. Mientras que los nominados a los Oscars nos pueden importar una media de tres días, los nominados a los Goya, siempre y cuando se conozca la película más nominada, suelen interesar unas tres horas, y eso si Jaime Rosales no esté entre los nominados, entonces el cine español interesa más o menos una hora al año.

Como a los españoles nos gusta mucho más lo de fuera que lo de dentro, generalmente tendemos a valorar muchísimo más el cine hecho en Hollywood que el cine hecho en casa. Está claro que el cine estadounidense es mucho más espectacular pero eso no quiere decir que dentro de nuestras pequeñas fronteras no se hagan también peliculones. Pero… dejando a un lado el tema de si es mejor el cine estadounidense que el español, tema que yo resolvería simplemente con un “son formas de hacer cine diferentes”, vamos a centrarnos hoy en cómo se reconoce el talento en el cine estadounidense y en el cine español.

Si algo tiene mejor el cine español que el americano, es el nombre con el que se conoce a sus premios. Iba a decir cualquier español pero voy a decir mejor: la mayoría de los españoles sabe quién es Goya, y reconoce la importancia de su obra en la historia del arte español. Pero, ¿quién es Oscar? ¿Y por qué va desnudo y con una espada gigantesca? No obstante, como icono, está claro que el Oscar está mucho más conseguido que el Goya, que uno no sabe si es la cabeza de un señor un un simple batiburrilo. Por no hablar de la expresión de odio a muerte que le fueron a poner al pintor en la “estatuilla” española, que normal que los ganadores la pongan en el cuarto de baño porque es ver esa mirada de Goya y defecarse uno encima.

Si una cosa saben hacer los americanos es montar un buen show y saber venderlo, y eso lo ponen de manifiesto en su cita anual con el cine. Mientras que, los españoles, si algo sabemos hacer bien, es montar zarzuelas y reírnos de ellas, y así nos salen las galas año tras año.

Primera cuestión que se me viene a la cabeza, gala de los Goya: ¿por qué alfombra verde? ¿seña de identidad? Vale que queramos ser originales en este aspecto, pero por Dios, ¡qué bien queda la alfombra roja, qué bien queda! ¿Por qué no habíamos podido ganar originalidad en otro detalle que no fuera ese? Y ya no te digo nada cuando en la alfombra verde está imprimida publicidad. Eso quita prestigio que no veas, y glamour, cero, sobre todo si está invitada Pilar Bardem.

Segunda cuestión, ¿por qué los actores españoles son tan tan tan tan sosos? Mientras que a los americanos, en las distintas galas a las que acuden a coger premios, los hemos visto hacer DE TODO, los actores españoles lo único que se prestan a hacer es algún número musical, y, la verdad, muy chapucero, ¿eh, Antonio Resines? Y ya no te digo cuando los pones a presentar la gala. Mi mente no ha podido olvidar el año en el que se les ocurrió decirle a Antonia San Juan, una gran actriz, bajo mi punto de vista: por favor presenta tú la gala.

No sé si serán los nervios de las nominaciones, el no poder respirar metidas ellas en esos preciosos vestidos y ellos con los esmóquines bien apretados o que simplemente son unos rancios pero nuestros actores, en general, son unos soseras. Tenemos alguna excepción, claro está, pero esas excepciones no son tan excepcionales, porque el único que se digna a dar un poco de juego es Santiago Segura y… bueno… Pero para mí la gran excepción del cotarro actoril español es Goya Toledo. Es sosa como ella sola, pero qué sería sin su elegancia y glamour en cada edición de los premios que, fíjate, también llevan su nombre. Esa mujer no es buena actriz, pero da igual, porque si no fuera por ella nuestra alfombra verde sería una mierda. Esa es su contribución al cine español.

Que la alfombra verde es claramente peor que la alfombra roja lo sabe hasta Penélope Cruz. No hay más que mirar los modelazos que ha lucido en los Goya y los modelazosísimos que ha llevado a los Oscars. Para Penélope ahora mismo venir a una gala de los Goya debe de ser como cuando nosotros, jóvenes conocedores del mundo y de la vida en las grandes capitales, vamos un día al pueblo a ver a la familia. Vamos con todo el cariño del mundo y toda la buena intención, pero qué asco, chica. Ahora, comer… ¡cómo se come! En el pueblo, digo, porque según Isabel Coixet, en los Goyas te ponen ¡golosinas! Si vas a poner mierda barata, al menos pon unas palomitas, por aquello de que vamos al cine.

Perdonazme que os critique tanto, premios al cine, pero, al fin y al cabo, ¿cuál es el fin último de este tipo de galas? El fin último es el critiqueo. Que el telespectador, haya ido o no al cine alguna vez en su vida, se siente en su casa y se ría del peinado de esta, del culo de aquella, de la borrachera de aquel y de la actriz tonta que se echa a llorar al recoger su premio, y a día siguiente, si te he visto, no me acuerdo, que ahora el que está llorando por la tele es Cristiano Ronaldo.

Un saludo y nos vemos en febrero. Por supuesto que no faltaré a las dos citas, 17 de febrero para la española y 24 de febrero para la estadounidense, con la gran fiesta del cine.

@perradesatan