Queridos musicales:
Lo primero, feliz año, que es la excusa perfecta para empezar cualquier acto de comunicación en estos días. Lo segundo, ya desde hace un tiempo me venía rondando en la cabeza la idea de hablar con vosotros porque pienso que la opinión pública está muy dividida en lo que a valorar los musicales como género cinematográfico se refiere, y tenía ganas de apoyaros a viva voz y decirle al mundo: ¡Sí, me gustan los musicales!
No solo me gustan, es que me encantan. Sin duda alguna, si tuviera que hacer un top3 de mis géneros de cine favoritos, el musical estaría incluido. Me lo paso teta con un buen musical. Aunque bueno, quizá esta sea una afirmación un poco fácil de hacer, porque prácticamente me lo paso teta con cualquier buena película. Pero lo que quiero decir es que esas canciones que a muchos dicen sacar de la historia a mí me parecen un plus cojonudo, siempre y cuando, por supuesto, esas canciones estén al nivel de la película.
A mí me da que esta afición desmedida mía hacia el musical viene de mi más tierna infancia, de cómo empecé yo a ver cine, de cuáles fueron mis películas favoritas. Cuando yo era pequeña, el cine ya estaba ahí. Todo el cine que se había hecho hasta aquel momento estaba ahí, disponible, pero por lo que fuera, los que me elegían las películas decidieron que eran mucho mejor las que tenían canciones. Y oye, funcionó. Os juro y rejuro que hubo un momento de mi vida en el que yo di por hecho que todas las películas tenían que llevar momentos de pararse y cantar incluidos, y cuando vi la primera película que no las tenía (que fue Casper, por cierto) me quedé un poco descolocada pensando “sí, está bien, pero no cantaban”.
Una de las factorías que más ha contribuido a que los niños de mi generación tuvieran esa idea de en todas las películas se canta algo fue Disney. Los niños que disfrutamos de esa maravillosa época de Disney que fue de La Sirenita a Hércules, más o menos, deberíamos ahora amar los musicales con toda nuestra fuerza, a no ser que ahora seamos adultos gilipollescos de esos que piensan “no, es que las canciones solo me gustan en las películas de niños” al igual que “no, es que la animación es solo para niños”.
Hay muchísima gente que no soporta un musical en el cine. Cuanto más crezco y más gente conozco más gente me encuentro que rechaza ya de primeras una película de género musical. Mi último contacto con este público odiador ha coincidido con el estreno de Los Miserables. Ante un estreno de este calibre una se pone a hablar con otros amantes del cine y no puede dejar de sorprenderse al escuchar cosas como “no, yo no quiero verla, que es musical, y no soporto un musical”.
¿Hasta qué punto se puede ser cerrado de mente como para poder negarse de primeras a ver una película por su género? Y, lo que es peor, ¿cuántas maravillas del cine se están perdiendo este tipo de gente? ¿Existen otro tipo de personas cerradas a otro tipo de géneros, como por ejemplo los “no, mira, es que yo no veo thrillers”, o los “no, mira, es que yo no veo comedias”?. Qué raro se me hace. Y eso que yo, hasta hace algunos años, pertenecía al grupo de los que decían “no, mira, es que yo no veo westerns”. ¿Y sabéis que pasó? Que supe separar los westerns mierderos de las obras maestras del western y entonces me di cuenta de lo equivocada que estaba, porque si te gusta el cine de verdad, tienes que ser capaz de disfrutar de cualquier buena película, sea del género que sea.
Por supuesto que entre el género musical hay mierdas como camiones. Hasta Disney, a quien corresponden muchos de los grandes temazos del género musical en el cine, ha conseguido llegar a lo más bajo con sus High School Musicals y movidas de esas que se llevan ahora. Y ya no digamos si entramos en el terreno de las películas que se hicieron a medida de cantantes y grupos musicales, que es que desde La Pantoja a Justin Bieber han tenido que cantar en una gran pantalla para alegría de sus fans y sufrimiento de los que amamos el cine de verdad.
Volviendo a mi opinión más personal y subjetiva, muchísimas de mis películas favoritas tienen la particularidad que son musicales, y a veces, el simple hecho de que una nueva película pertenezca a ese género es para mí un aliciente para verla. Gracias a mi pasión por este género he encontrado titulazos como Hedwig and The Angry Inch, The Rocky Horror Picture Show, Jesucristo Superstar o Across The Universe, e incluso me atrevería también a nombrar Miss Tacuarembó como un musical genial.
Y sirva todo esto para decir, así, al final, que no dejéis de ver una película porque pertenezca a un género concreto que, de primeras, os tira para atrás, porque quizás os estéis perdiendo una obra maestra. Si acotamos tanto nuestras elecciones nunca vamos a conseguir ser sorprendidos. Y a vosotros, queridos musicales, que nadie os diga lo contrario: ¡sois necesarios y nos encantáis! Un saludo de vuestra fan:
@perradesatan