Opinión: Celda 211

Publicado el 13 marzo 2010 por Nigma
Duración: 110 minutos.Clasificación: +18Género: Drama, thriller.Director: Daniel Monzón.

Reparto: Luis Tosar (Malamadre), Alberto Ammann (Juan), Antonio Resines (Utrilla), Marta Etura (Elena) y  Manuel Morón (Almansa).
Sinopsis:
Juan es un funcionario de prisiones en potencia: en concreto comenzará su trabajo al día siguiente, por lo que visita la prisión para ver como funcionan las cosas allí. Durante su estancia allí, tiene un accidente y es llevado a la Celda 211 para ser atendido. La mala suerte hará que se vea envuelto en un motín carcelario que acontece justo cuando está inconsciente a causa del incidente, viéndose obligado a fingir que es un convicto más dentro de la oleada de violencia del interior y, lo más difícil, convencer a los demás reos de que le mueven las mismas preocupaciones que a ellos.
Opinión:
La película es una nueva apuesta del cine español que se aleja del drama convencional al que nos tiene acostumbrados, y eso -ya de entrada- me hace interesarme por la película. El resultado es, cuanto menos, curioso. Puedo decir que me ha gustado, pues, si bien es cierto que la película conserva ciertos tintes de dramatismo, quizás heredero de las tendencias vigentes del cine español, y se va volviendo a cada minuto que pasa más personal y cruda, no resulta un impedimento en absoluto -más bien la enriquece- para que sea una buena película. Bien, como mantenemos siempre, nuestra opinión aquí no debe ser aliciente para ver o no ver la película, pues el gusto es personal.
En el plano argumental me ha encantado la continua tensión, lograda por el director, a que te somete la película en cuanto a si se descubrirá o no la mentira de Juan, quien parece no haber roto nunca un plato y en absoluto parece un cautivo de la penitenciaría. La forma que tiene el protagonista de integrarse entre los presos y de defender sus reivindicaciones, intercalada con el continuo diálogo entre los guardias de fuera y los presos, con la presencia de los GEOS, con los rehenes etarras, y con la aglomeración de los familiares en el exterior y el abuso policial, conforman una fórmula excelente que hace que el film no te aburra en absoluto e incluso te haga pensar sobre los derechos de los presidiarios. La relación entre Juan y Malamadre es otro punto a favor a destacar, que desarrollaré más adelante al hablar de los personajes. Por otro lado, el giro dramático del final es impactante sobre todo en cuanto que conlleva el cambio drástico del protagonista, por lo que no se queda en simple drama barato como muchas otras producciones españolas.
Los personajes están bien construidos: destacaría sobre todo al protagonista y a Malamadre, ya que si bien otros son importantes (como Utrilla), cumplen su función puntual y son más arquetipos -lo que no digo que sea malo, pero tienen menos contenido que analizar-, como el del abuso policial, el defensor, etc. El personaje de Juan ve como su vida, tranquila, apacible, con un futuro soñado junto con su mujer Elena, puede cambiar radicalmente de un día a otro por la simple fortuna. Es un personaje coherente puesto que mantiene en todo momento su visión de vida, muy diferente de la de los demás presos, pero sabe integrarla perfectamente con la vida dentro de la prisión (dice haber cometido un crimen sí, pero no cruel ni injustificado), convenciendo a la gran mayoría de que es un auténtico reo. Esa congruencia interna del personaje se ve también en su actuación en las situaciones límites, como cuando tiene que cortar una oreja a uno de los etarras. El cambio final del personaje es esencial, pues es realista ver la actitud iracunda de un hombre al que le han arrebatado a su mujer y a quien ya no le importa nada, tan solo fastidiar a quienes lo han hecho.En cuanto a Malamadre, es un personaje que sabe mostrar cuanto de humano hay dentro de él, pese a ser el prisionero más temido y el mandamás de la prisión. No conocemos toda su vida, pero sabemos que tiene cierto sentido de la justicia y eso hace que el personaje no sea el típico malo plano. De hecho, consigue que, al final de la película, nos encariñemos con él. En su relación con Juan, cada vez más amistosa, está la clave de la humanidad que muestra y de los derechos que defiende. Un personaje cuya voz daría escalofríos a más de uno, pero que podría ser a la vez el mejor defensor que se puede tener (y de hecho así le ocurre al protagonista). Esa ambivalencia hace de él un gran personaje a destacar.
Tal vez el aspecto visual es el menos innovador, el menos comprometido. Primeros planos, reflexivos, lentos algunos, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el cine español. Pareciera que el único plano general de la prisión, por poner un ejemplo, es el que se da en las cámaras de seguridad de la misma, ¡y porque no les queda más remedio! No hay grandes cambios en este material, por lo que a veces la película podría pasar perfectamente, sobre todo por la aparición de actores muy frecuentes en la televisión, a alguna serie, siempre desde el ámbito de la imagen claro. Tal vez destacar la escena que abre la película.
Las interpretaciones son bastante buenas y me han convencido bastante. Para mí el óscar en este apartado se lo lleva Luis Tosar, que sabe hacer de su personaje (Malamadre) alguien creíble y consigue todos los efectos de los que ya he hablado antes. Construye un reo humano, nada esquematizado, que consigue veracidad allá donde va.Otra gran actuación es la de Alberto Ammann, sobre todo por el giro final del personaje, que es un cambio drástico que, de no ser una buena actuación, no habría quedado nada creíble. Alberto no solo convence a Malamadre, dentro del plano de la ficción, sino que logra que veas su dolor y su deseo de venganza dentro de un plano humano que hace que te llegues a plantear lo que tú harías en esa misma situación.También destacar al mítico Antonio Resines, que, pese a un papel más pequeño, lo borda.
En cuanto a la música, carece casi totalmente de banda sonora. Tan solo algunos acordes de tempo rápido para crear tensión en algunos momentos de la película, como cuando van a entrar los GEOS la primera vez, pero que tan solo cumple su función puntual y no es nada a destacar. La ausencia de la banda sonora crea un efecto realista en la película, pero por otro lado creo que se echa de menos (tal vez por costumbre).
Para concluir simplemente decir que es una buena apuesta del cine español, alejado de lo convencional y que prefiero frente a otros films de nuestro país. Esperemos que esa evolución del cine español se refleje en más largometrajes del mismo género, o de diferentes, pero que haga brillar buenas perlas como éstas de vez en cuando.
Lo mejor: La interactuación entre Malamadre y Juan, y la interpretación de ambos.Lo peor: El ambiente visual y la carencia de banda sonora.