OCTAVO es un soldado de bajo rango del ejército Nahx carente de voz propia, pero sabe cuál es su deber: proteger a su compañera, y dejar que sea ella quien dispare, quien mate a los humanos.
RAVEN es una chica de dieciséis años de edad que se encuentra en un campamento de verano cuando ocurre la terrible invasión de los Nahx. Aislada en el bosque, Raven sólo puede esperar el rescate, pero un alienígena asesina a su novio y ella se oculta para evitar sufrir su mismo destino.
Arrojados en un mundo violento y desconocido, Octavo y Raven son presas del odio y el miedo. Pero cuando Raven es gravemente herida, y Octavo abandona su unidad de asalto, su supervivencia dependerá de la confianza que puedan depositar el uno en el otro.
WOW. Wow. ¿Pero de dónde ha salido esta novela tan maravillosa?
Nada más abrir la primera página de Cero se repite siempre, caemos de golpe en un escenario apocalíptico. La Tierra, tal y como la conocemos ahora mismo, ha dejado de existir. Un ejército de alienígenas lo ha invadido todo con el objetivo aparente de acabar con el ser humano. Nadie sabe de dónde han venido ni qué son exactamente los Nahx, pero sí saben que su armadura es prácticamente invulnerable y que disparan unos dardos mortíferos que convierten a las personas en algo así como cadáveres de estatuas.
Octavo es un Nahx con un rango bastante bajo. Un soldado raso que cumple órdenes de arriba sin derecho a rechistar. Pero cuando pierde a su compañera y ve a una chica humana que se parece a un diente de león flotando en el río, algo dentro de él empezará a no funcionar del todo bien. Se supone que los Nahx no tienen sentimientos, ni les gusta la nieve, ni se ríen. Se supone, claro…
Raven es una adolescente problemática y quizá gracias a eso ha conseguido sobrevivir a la invasión. Recluida junto a un pequeño grupo de jóvenes en lo que prometía ser un campamento de verano para niños, tendrá que buscar la forma de conservar su vida mientras investigan si son los únicos seres humanos que quedan en el mundo. Pero su misión cambiará repentinamente cuando su novio aparezca asesinado con un dardo Nahx. En ese momento, la venganza escalará hasta la primera posición de sus prioridades. Hasta que Octavo se cruce en su camino y la haga dudar…
El libro está dividido en cuatro partes, correspondientes a las cuatro estaciones del año y encabezadas cada una de ellas con una cita del escritor Edgar Allan Poe. Los capítulos son cortos y los dos protagonistas se van turnando para narrar uno cada uno. Este recurso siempre me llama la atención porque permite conocer los dos puntos de vista, pero en este caso es todavía más interesante por las enormes diferencias que hay entre la naturaleza de los dos personajes.
En Cero se repite siempre me he encontrado una lectura que me ha sorprendido muchísimo para bien. No es mi temática favorita, pero me ha encantado. Me enganchó desde el principio, porque el ritmo de la narración es vibrante y estás todo el tiempo temiendo llevarte algún sustillo porque nunca sabes por dónde va a aparecer un Nahx o cuando va a cambiar el humor de los personajes. Y las últimas cien páginas tuve que leerlas del tirón, sin parar, porque no podía dejarlo. Hasta que llegué al final y me destrozó la vida. Sospechaba alguna cosa, pero otras me dejaron hecha polvo y maldiciendo a G.S. Prendergast por hacernos esto. ¿Cuándo sale la segunda parte, por favor?
Pone en la contraportada que esta historia tiene ciertos toques del Frankenstein de Mary Shelley. Los tiene. Y estoy bastante segura de que eso ha influido en que me haya gustado tanto, porque Frankenstein es uno de mis libros favoritos. Pero también he visto influencia de La Bella y la Bestia en versión futurista.
La ambientación está muy bien hecha e incluso llega a transmitir hasta la piel del lector el frío y la desolación que sienten los personajes.
Y los personajes son tan completos y tan maravillosamente definidos. Raven es complicada, fuerte, terca, decidida y valiente. Y Octavo es sensible, inestable y valeroso a su manera, aunque me temo que apenas hemos empezado a conocerle. Ambos están perdidos y desorientados, pero siguen adelante rompiendo las reglas establecidas. Luchando por lo que creen que es lo correcto, aunque a veces se equivoquen.
Y, sí, es ciencia ficción, pero según leía algunas escenas no podía evitar pensar las semejanzas que existen con ciertos sucesos terribles que ocurren de forma ya habitual en nuestros días.
Cero se repite siempre es un principio de bilogía que mete los sentimientos del lector en un vagón de una montaña rusa que recorre las subidas y bajadas a toda velocidad. Sus páginas están llenas de acción, de tensión, de traiciones y de escenas bastante desagradables, pero también de amor, amistad, lealtad y momentos emotivos. Lo tiene todo, vamos.
Y por cierto, el título es un gran acierto. Cuando lo entendí no supe si echarme a llorar, abrazar el libro o escribir a la autora para que me diera una clase magistral sobre cómo titular novelas.
En fin…
NECESITO LA SEGUNDA PARTE. —Opinión de Inés Díaz Arriero—