Antes de la Revolución había diez Familias, una para cada poder.
Ahora solo quedan ocho.
Aura desapareció.
De Dominio, la Familia Imperial, solo queda un mal recuerdo.
Casi veinte años después, los estudiantes del Liceo de la Guardia de Blyd se entrenan para proteger con su magia a una sociedad que hace años que vive en paz. Pero cuando la sombra de Dominio vuelve a acechar al país, un grupo de estudiantes tendrá que enfrentarse a los secretos del pasado... sin revelar los suyos.
Heredero es el primer tomo de la saga La Segunda Revolución y nos sitúa en un mundo fantástico en el que la población está dividida por Familias. Cada Familia depende de un elemento (Tierra, Aire, Agua, Fuego, Azar…) y hacen magia a partir de él. Desde que la Revolución acabó con el Emperador y la Familia Dominio, todos los ciudadanos de Nylert han vivido en paz. Sin embargo, los acontecimientos actuales parecen ir a acabar con esa larga etapa de armonía.
En este primer tomo acompañamos a los alumnos del Liceo de la Guardia en un nuevo curso. Clases, relaciones sociales, reuniones en la sala de recreo de las residencias, amistades, amoríos, peleas y exámenes. Vamos, lo normal en un grupo de gente joven que estudia en un internado. Sin embargo, el asesinato de un profesor pondrá todo patas arriba y les obligará a tratar de descubrir lo que está pasando, a la vez que aprenden a usar el Vínculo y protegen sus propios secretos.
Empecé Heredero con muchas ganas, pero con un poco de miedo porque tenía ciertas cosas que me recordaban a Harry Potter. Al final estas «referencias» han sido algo bueno y además me ha parecido una historia bastante original. No solo se centra en un tipo de magia diferente a la que estamos acostumbrados a leer, sino que también habla de temas políticos, de amor, de amistad, de relaciones familiares… que hacen que se convierta en una historia completa con diferentes tramas alrededor de la principal.
Para mi gusto, esta novela posee tres puntos fuertes que sobresalen por encima de todo lo demás:
En primer lugar está la ambientación, el contexto, ese mundo fantástico que han creado los autores sin escatimar en detalles. Gracias a sus descripciones me ha resultado muy sencillo trasladarme a Nylert, pues no solo explican su sistema político y social, sino también aspectos más cotidianos como costumbres de cada zona, paisajes, diferencias de clima, etc.
El segundo punto fuerte, fortísimo, son los personajes. Todos. En serio, TODOS. No hay ni uno solo que sobre o no tenga importancia. Desde los protagonistas hasta los secundarios son todos personajes interesantes, carismáticos, con trasfondo y con personalidades marcadas. Es fácil encariñarse con unos y coger manía a otros porque es como si fueran personas reales, con sus virtudes y sus defectos, sus manías, sus miedos y sus dejes a la hora de expresarse. Creíbles ante todo.
Por último, quiero destacar el modo de narrar de Costa Alcalá que, en realidad, por si no lo sabíais, son dos personas: Geo Costa y Fer Alcalá. En cuanto a esto, me ha gustado la uniformidad del texto. He leído otros libros escritos a cuatro manos y en algunos se notaba muchísimo el cambio de un autor a otro. En este caso no, para nada. Además, me ha fascinado su estilo. No sé muy bien cómo explicarlo porque solo puedo decir es especial, pero para que me entendáis, es una mezcla entre una escritura muy cuidada y un estilo más «hablado». Y como apunte friki-repelente, he de confesar que especialmente me ha gustado cómo meten los diálogos en estilo indirecto, que aportan una agilidad increíble a la narración.
Sí que es cierto que la primera parte del libro se me hizo un poco lenta, ya que la acción y la parte de intriga como tal no aparece hasta bien entrada la novela. De todos modos es entendible, pues es un primer tomo de una saga ambientada en un mundo que no conocemos y los autores deben explicarnos un montón de cosas para que nos situemos.
Por lo demás, Heredero es un libro entretenido y muy emocionante, perfecto para los amantes de la fantasía.
La segunda parte, Ellos y nosotros, ya está aquí. Así que espero ponerme pronto con ella. ¡Ya os contaré!
—Opinión de Inés Díaz Arriero—