Opinión de la guerra de nico de josan hatero

Por Miss_cultura @miss_cultura

Debido a un error administrativo, Nico es llamado a filas, a pesar de tener solo once años. Su país está en guerra y necesita soldados, así que resulta difícil deshacer el malentendido.

¿Qué consecuencias tendrá para el chico?

¿Qué harías tú en su lugar?

Hay algo más absurdo que las guerras: involucrar a los niños en ellas.

Nico sabe que su país está en guerra, pero la mayoría del tiempo no se acuerda del conflicto pues el frente está a cientos de kilómetros de su pueblo y él no es más que un niño de once años que vive con su madre y que disfruta de pasar tiempo con su mejor amiga Minerva jugando en el río. Ni siquiera había visto nunca de cerca a ningún soldado. Hasta aquel domingo, cuando tres militares uniformados llegaron al pueblo preguntando por Nicolás Franz.

Pero si él es Nicolás Franz...

No puede ser.

La madre de Nico les explica a los soldados que a quien realmente buscan es al padre del niño, pero que hace muchos años que se marchó y no sabe dónde estará.

Los soldados, sin embargo, están allí para llevarse a un soldado llamado Nicolás Franz y les da lo mismo si es un adulto o solo tiene once años. El deber es el deber.

A partir de ese momento, Nico se ve arrastrado a un durísimo proceso de instrucción militar que le preparará para ser lanzado a las trincheras, si nada lo impide antes de que sea demasiado tarde.

Alentado al principio por la esperanza de que, efectivamente, alguien se dé cuenta de lo absurdo de la situación y lo mande de vuelta a casa, Nico trata de cumplir con lo que se le ordena sin rechistar, buscando soluciones alternativas a los problemas que se encuentra, provocados por encontrarse en un lugar que no está preparado para la presencia de un niño.

La guerra de Nico es mucho más que un conflicto bélico. Es un conflicto ético y moral, que pone de manifiesto el error de esa manida creencia de que "en la guerra todo vale". Pero también es una guerra interna del propio Nico, una batalla entre el miedo a que le ocurra algo a él y el miedo a que, por su culpa, le ocurra algo a otras personas. Porque este niño, a pesar de saber que lo que le está ocurriendo es un error y que las consecuencias pueden ser fatales, desde el principio carga sobre sus hombros con responsabilidades que no debería tener ningún niño nunca. A lo largo de las páginas, a Nico se le presentan varias oportunidades de huir y aun así decide quedarse para proteger a su madre, a su amiga, a sus compañeros de batallón e incluso a su padre, a pesar de que el hombre jamás ha estado ahí para él.

También podemos ver este debate en los adultos, algunos de ellos lo expresan de manera clara y otros a través de gestos más sutiles, pero es muy interesante ir viendo cómo cada uno de ellos reacciona ante la realidad del niño y la suya propia.

Y, por supuesto, al final del libro, Nico es un personaje muy diferente al que era en la primera página, habiendo madurado y aprendido de las cosas malas vividas; aunque, también, enriquecido por las pequeñas cosas buenas que la terrible experiencia le dio.

El estilo de Josan Hatero es directo y ágil, con abundancia de diálogos que dan todavía más ritmo a la narración, consiguiendo que sea una lectura muy amena y entretenida, a pesar de abordar un tema tan delicado y, desgraciadamente, tan actual como las guerras y sus consecuencias.

La edición está salpicada con atractivas ilustraciones de Inma Almansa, a color y con un estilo moderno. Además, el nuevo diseño de esta colección de Edebé, incluye unas páginas finales con actividades de comprensión lectora, pasatiempos y propuestas con las que despertar la imaginación y reflexionar tratando de ponerse en la piel del protagonista.

La guerra de Nico ha sido la obra ganadora del Premio Edebé de Literatura Infantil de este año. Para mí, una lectura entretenida e interesante, con una trama original, un gran trasfondo y unos personajes complejos y muy bien construidos.

- Opinión de Inés Díaz Arriero -