Opinión de las madres negras de Patricia Esteban Erlés

Por Miss_cultura @miss_cultura
14 mar. 2018
En el convento de Santa Vela vive recluido un grupo de niñas huérfanas, víctimas de destinos oscuros y malhadados. Quienes las han llevado hasta allí para buscarles un futuro mejor ignoran que el convento está regido por la hermana Priscia, una mujer que solo entiende la entrega a Dios desde el fanatismo ideológico y el castigo del cuerpo y del alma. Ese universo cerrado parece obedecer en todo a la hermana Priscia hasta que una de las niñas, de nombre Mida, anuncia que Dios se le ha aparecido para decirle que Él no existe. Con estos mimbres, Patricia Esteban Erlés construye una novela llena de sensibilidad, profunda y cautivadora sobre la relación entre creencia y conocimiento, ciencia y fe, fanatismo y razón, con el conflicto siempre latente entre el mundo de los adultos y el de la infancia.

Me he encontrado ante un libro que te absorbe totalmente desde que empiezas con su lectura, una lectura que te introduce en una voz desconocida, una oscuridad absoluta y unos personajes deslumbrantes que te dejan perpleja. Todo en esta novela es lúgubre, sombrío pero también tiene algo de luz y es maravillosa. Las madres negras te da la mano y te lleva por pasillos que conectan con otros y luego con otros, todo en este libro se une de una forma fascinante.
Patricia Esteban Erlés ha creado unos personajes que viven unas situaciones que te dejan helada pero a la vez piensas ¿Es la locura de Santa Vela? ¿Esta viva o muerta? La autora juega mucho con la imaginación del lector que es desbordante. A su vez uno de los puntos fuertes de esta novela son las voces que elige para que sean parte de este juego entre lector, Santa Vela y las huérfanas...
Cada capítulo de las madres negras es como una puerta que se abre, como si Larah nos abriese una estancia prohibida y nos dijese ¡Pasad! para luego cerrar la puerta detrás del lector y dejarnos. Este libro es endemoniadamente enrevesado, con giros inesperados y una tensión a veces por parte de Priscia que te deja sin aliento.

Esta escrito con gran atino, con un lenguaje claro y conciso pero directo como una daga al corazón. 

Cuando la autora utiliza metáforas te deja con los ojos abiertos de par en par, es una gran maestra en dicho recurso literario.
Otra de las cosas a destacar de esta historia o historias, es el silencio que se respira en muchos instantes, pero no es un silencio incomodo, te vuelve a poner los pelos de punta pero te acostumbras a él.
No puedo contar más cosas de las madres negras sin meter un spoiler, por lo que solo diré que al terminar de leer este libro, y al pasar las horas y los días...seguí pensando en él, en mi nombre y en muchas cosas más que a lo mejor en caliente no te das cuenta, pero que en frío empieza todo a cuadrar a las mil maravillas.
Todo un gran descubrimiento.