En 1969 en el Lower East Side de Nueva York se está corriendo la voz sobre la llegada de una mujer mística: una adivina viajera que asegura poder predecir la fecha de la muerte de las personas. Los hermanos Gold, Simon, Klara, Daniel y Varya, son cuatro adolescentes que consiguen localizar a la adivina y saber qué les depara el futuro.
Pero lo que los hermanos Gold no entienden es que este secreto conlleva un gran peso, que no todo el mundo es capaz de soportar… ¿Tenemos un destino predeterminado o podemos cambiarlo con nuestra voluntad y acciones? La novela que está deslumbrando al mundo.
Los inmortales comienza durante un verano aburrido y caluroso. Los cuatro hermanos Gold (Varya de 13 años, Daniel de 11, Klara de 9 y Simon de 7), alentados por los rumores que han escuchado de otros chicos del barrio, deciden hacer una vista a la mujer de la calle Hester, una adivina que, supuestamente, puede hacer predicciones de la fecha exacta en la que una persona va a morir.
Tras ese prólogo, la historia avanza unos cuantos años para mostrarnos qué ha sido de la vida de estos chicos después de conocer el día exacto en el que según esa mujer abandonarían el mundo para siempre. El libro se divide en cuatro partes, cada una de ellas protagonizada por uno de los hermanos, empezando desde el más joven hasta cerrar con la mayor.
A lo largo de las páginas, además de conocer un poco mejor a los cuatro hermanos Gold y acompañarlos en su día a día, nos enfrentamos a un montón de preguntas filosóficas sobre las que reflexionar: ¿El destino está escrito o lo construimos nosotros en función de nuestras decisiones? ¿Cómo afectaría a estas elecciones el hecho de saber de antemano cuánto tiempo tenemos? ¿Hasta qué punto una creencia de cualquier tipo puede condicionar nuestra vida?
Además de esto, Chloe Benjamin también aprovecha para tratar temas importantes como la investigación médica, el maltrato animal, la salud mental, el aborto, la «obligación» de estar unido a la familia, los prejuicios, la ética o la religión.
A pesar de que el libro no ha estado mal, me esperaba otra cosa diferente. Empieza genial, con toda esa aura mística de la adivina y los niños saltándose las reglas para ir a verla, pero luego todo esto se pierde y se convierte más bien en un drama familiar. Además, dentro de cada una de las partes, hay saltos temporales hacia delante y hacia atrás un tanto bruscos, y en ocasiones el ritmo se vuelve demasiado lento. Los personajes tampoco me han llegado a llenar, no he conseguido empatizar con ninguno; quizá un poco con Klara y Simon, pero no hasta el punto de que vaya a recordarlos en el futuro. Así que sin duda lo más interesante para mí han sido todas esas cuestiones que nos cuela la autora para hacernos dudar de ideas que quizá dábamos por sentadas.
En resumen, Los inmortales es una novela contemporánea que narra la historia de una familia, mientras plantea debates filosóficos atemporales.
—Opinión de Inés Díaz Arriero—