Autoridades señalan que los borregos deben ser trasladados a otro lugar fuera del parque donde tengan mejores condiciones. Mientras que grupos animalistas como Prolean insisten en que los borregos se deben mantener dentro de las instalaciones.
Pareciere un caso típico de abuso de autoridad en contra de la ciudadanía y el medio ambiente, pero la realidad es que a pesar de tratarse de una opinión impopular, mantener los borregos en el Parque Tangamanga es más dañino que benéfico.
El argumento de los animalistas es que los borregos forman parte de la vida silvestre del Parque Tangamanga, que prestan servicios ecológicos, son propagadores, “polinizadores” y “depredadores de semillas”.
El argumento de la autoridad es que los borregos al pertenecer a una misma familia por varios años han sufrido degeneración genética que ha provocado animales propensos a las enfermedades. Por lo que sería necesario su traslado para tener cuidados más adecuados.
Ambas partes están en lo correcto, salvo los errores de precisión de los argumentos animalistas como “depredadores de semillas”, ambas ideas son válidas, pero sólo si se ven desde una visión enfocada a los intereses de cada una de las partes. Ninguno de estos intereses está enfocado desde el cuidado del medio ambiente, de hecho es una visión antropocéntrica, es decir sólo para el beneficio humano.
Es alarmante las ideas erróneas que difunden los grupos animalistas sobre los borregos y sus supuestos servicios ecólogos, una vez nos enfrentamos con que las luchas animalistas están basadas en la ignorancia y el sentimentalismo, situación que es peligrosa para el medio ambiente pues se han realizado varias modificaciones a las Leyes ambientales sin consultar a verdaderos expertos, únicamente por populismo.
Pero expliquemos porque es dañina la presencia de estos animales. Los borregos son una especie introducida desde Europa, INVASORA. De acuerdo al Método de Evaluación Rápida de Invasividad (MERI) para especies exóticas en México, la oveja o borrego representa un riesgo alto, con un nivel medio de amenaza a la diversidad biológica nativa:
Por el constante sobrepastoreo provoca la apertura de brechas y desencadena procesos erosivos, lo que conlleva a un aumento en la proporción de gramíneas y matorrales, con la consecuente degradación y erosión de suelos (CONANP,2004).
La presencia de Ovis aries causa compactación del suelo y como consecuencia, cambios en la estructura y erosión debida a la remoción de la vegetación y degradación del suelo (Van Vuren & Coblentz, 1987).
Es decir la oveja no representa un beneficio para la flora como los animalistas quieren hacerlo ver, representan un peligro de deterioro en el suelos. De hecho se sabe que la ganadería es uno de los principales problemas del calentamiento global: se erosionan suelos, se deforestan zonas y se genera CO2.Más ganadería innecesaria no es una buena idea.
Consultemos otro texto científico:
“Esta especie ejerce una presión negativa sobre las comunidades vegetales y modifica la dinámica poblacional de algunas especies de plantas, modificación de la abundancia y composición de comunidades enteras. La presencia de ganado doméstico ha tenido severas consecuencias negativas en poblaciones riparias de aves, reptiles y plantas (Álvarez, 2005). “
No es que las ovejas sean creación del maligno y estén programadas para venir a destruir nuestro planeta, pero dimensionemos las cosas como son, las ovejas son GANADO y no animales que pertenezcan a la cadena trófica del Parque. Su presencia es un peligro latente, los beneficios de tenerlas dentro son casi inexistentes y son más los peligros de tenerlos.
La administración del Parque tiene claras intenciones de reubicar las ovejas, algo en lo que pudiéramos estar de acuerdo, sin embargo la motivación de la administración se deben nuevamente por razones distinta a lo ecológico. La motivación principal es que en efecto el ganado representa un peligro para sí mismo e interfiere con algunos proyectos de remodelación. Pero nunca se barajó la idea de que ese ganado dañino para el medio ambiente del Parque, por lo que enciende las alarmas de que posibles nuevas decisiones estén tomadas dejando fuera el interés ecológico del Parque.
De hecho hay una preocupación ambientalista de que existan espectáculos continuos, llenos de ruido y luces, sobre todo por la noche, esto pone en peligro el desarrollo de las especies, sobre todo de las aves. Pero ese debate lo podremos dejar para otro día.
Entre paréntesis: Hablando de aves, el Parque Tangamgana es un oasis para las aves, en especial las migratorias, es en estas especies donde debemos centrar esfuerzos de conservación.
El asunto es turbio, por un lado las animalistas que solo ven por las especies invasoras y dañinas para un entorno como el Parque, se están valiendo de la desinformación y el sentimentalismo para evitar cualquier cuestionamiento Además se ha dado a conocer que la lucha podría tener realmente un trasfondo político, puesto que en el parque no solo existe la crianza del borrego, también hay caballos que prestan servicios a particulares el cual se cobraba, son negocio pues. Todo esto por el auspició de los potosino. La pérdida de negocios y privilegios para unos cuantos sería el verdadero motivo. Así mismo ya se había reportado el uso de las instalaciones del UMA para criar conejo para su venta, aunque en este caso habría que revisar a detalle si está dentro de las funciones de dicha UMA. Pero insistiremos que los temas personales entre humanos no deberían ser relevantes para el debate.
El Parque Tangamanga debe mantenerse como lo que es un Parque, debemos aprender a convivir con la naturaleza desde un verdadero enfoque conservacionista y privilegiar las especies nativas. Si los borregos siguen reproduciéndose, demandarán más espacio y representaran más desgaste para el parque, provocando daños a la fauna y flora que encuentra un respiro donde antes era un valle con decenas de lagunas. Porque si no, en todo caso habría que convertirlo en un rancho. Si vamos hacer mal las cosas por sentimentalismo, al menos decirlas como son, que nos importa poco los animales, que solo valoramos a las especies que nos parecen bonitas y nos permiten acariciar, porque así limpiamos nuestras conciencias y nos sentimos en comunión con la naturaleza.
PD. ¡ Más tlacuaches y menos borregos !