[Opinión] Este no es mi Drácula, que me lo han cambiado

Publicado el 29 octubre 2013 por Despiram @FrikArteWeb

[Opinión] Este no es mi Drácula, que me lo han cambiado


Marina Montes 29 octubre, 2013 0

-SPOILER ALERT, SPOILER ALERT-

Cuidado si no has visto aún el primer episodio de Drácula, porque puedo destriparte un poco algunos detalles. Viendo los trailers, los teaser y todo el material que NBC había ido soltando poco a poco para ir mostrándonos su nueva versión de Drácula todo hacía pensar que volvíamos a retomar el clásico una vez más. El vampiro de siempre: el que dormía en un ataúd cerca de la tierra de Transilvania y que renegó de Dios cuando su amada se suicida al creer que había muerto en batalla. Vamos, una versión seriada un poco más actualizada de la película de Coppola. O al menos yo esperaba eso: un Drácula oscuro, tradicional aunque bien parecido y que se montase sus orgías de tanto en tanto.

Pero no. Lo que me he encontrado ha sido una cosa extraña. Drácula es un empresario americano que ha viajado al viejo continente para llevar al Londres victoriano las bondades de la ciencia. En la mansión Carfax, Alexander Grayson -así se hace llamar-, monta unas fiestas impresionantes donde va la crème de la crème de la alta sociedad británica. Todo el mundo habla de él porque lo tiene todo: riqueza, belleza y además, es un apasionado de la ciencia. Un Tony Stark victoriano, vamos. En el primer episodio, el mundo actual de Drácula se mueve en un entorno que roza en lo steampunk -queda por ver si explotarán más esta temática o se quedará en algo superficial-, y que nos recuerda levemente al escenario de la película El truco final.

Los personajes tampoco son como esperábamos que fuesen. El joven Jonathan Harker es un periodista que es invitado rápidamente a entrevistar a Drácula cuando este se da cuenta de que la prometida del joven, Mina Murray, es la viva imagen de su amada. Mina, además, es una estudiante de medicina que no soporta la sangre y, para más inri, alumna de Van Helsing. Lucy, la prima de Mina, es la joven despampanante y descarada que todos esperábamos.

La serie de NBC nos muestra a un Drácula visionario y egocéntrico, según lo describe Jonathan Harker en su primera entrevista. Lejos de buscar la venganza y beberse la sangre de todo bicho viviente, aquí tiene un objetivo final: acabar con la Orden del Dragón. Esta organización se muestra en el primer episodio como una especie de caballeros que en nombre de Dios arrasaban con todo lo que se oponía a las doctrinas católicas. A lo largo de los siglos han ido evolucionando y ahora son una especie de oligarquía económica que controlan las finanzas de la cúpula londinense. Además de esta trama conspiratoria, en el fondo lo que mueve a este nuevo Drácula es lo mismo que el de siempre: el amor y la venganza. Porque fueron los miembros de la Orden del Dragón los que acabaron con la vida de su amada años atrás. Para acabar con ellos contará con la ayuda de -agarráos porque yo tampoco lo he entendido muy bien- el mismísimo Van Helsing.

Visualmente la serie es un poco ecléctica, porque nos trae a la cabeza un popurrí de todo un poco que no sabemos muy bien dónde va a acabar. Hay sangre, hay venganza, hay oscuridad y hay erotismo. Mucho erotismo. Aunque todavía no hemos visto ninguna orgía espectacular no nos cabe duda de que en esa mansión van a pasar cosas de todo tipo. Y hay peleas con espadas encima de los tejados londinenses. Pero con una cámara lenta con la que no sabemos muy bien cómo reaccionar. Y nos quedamos un poco  El semblante de Alexander Grayson no cambia salvo cuando va a matar a alguien. El resto del tiempo lo vemos con una cara como de haberse despertado hace diez minutos, con los ojos llorosos e hinchados. Es cierto que la siesta que se ha pegado todos estos años ha sido de campeonato, pero tal vez echamos en falta un poco más de expresividad en la cara.

En resumen: a pesar de todas las pegas, tiene buen material para que acabe siendo una serie de calidad si no se les va mucho la cabeza con la historia de la venganza per secula seculorum. Habrá que ver la evolución y aunque a priori no nos guste la mezcla extraña que nos han hecho, puede que sea un Drácula medianamente digno. O al menos, que ayude a restablecer la mitología vampírica clásica que se ha perdido tanto en los últimos años.

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