[Opinión] Juega con tus hijos. Regálales ese recuerdo

Publicado el 20 diciembre 2012 por Despiram @FrikArteWeb

Puede que el titular de este artículo pueda parecer un mensaje del ministerio de educación, porque realmente estamos ante uno de los esloganes más repetidos de la historia. Quizá esa era la intención de Sony al convertir esta oración en la cabeza de su campaña publicitaria: “Juega con tus hijos“. Porque todos sabemos que un buen padre/madre tiene que cumplir en la vida de su progenie, sobre todo si nos fijamos en el modelo americano en el que el padre del pequeño Tim irá a acompañarlo a jugar al Baseball, a un picnic campestre, a viajes a lo largo de Kentucky,…

Pero algo que sigue sin estar, inexplicablemente, dentro de ese modelo, es la figura del progenitor jugando a videojuegos con sus hijos. ¿Por qué un importante ejecutivo, de una de las empresas más feroces del panorama yankee, iba a jugar a Sonic con su hijo, en vez de llevarlo a ver a los Broncos de Denver? ¿Por qué no aceptar que dentro de esa máquina con aspecto de vitrocerámica, existe algo especial que despierta la imaginación de su hijo? ¿Por qué no abandonarse al placer de jugar a dobles con su legado en la vida?

Se nos olvida… es algo realmente triste, pero se nos olvida que las videoconsolas son una herramienta de diversión, tanto individual como colectiva. Y no me refiero al sensacionalismo ni a aquellos que prohíben a los niños jugar a algo que nunca han probado. Me refiero a los gamers, tanto casual como hardcore. A aquellos que prefieren jugar solos o con jugadores del mismo nivel. A aquellos a los que les cuesta echar un mísero rato, jugando, con un niño a alguno de los juegos con los que disfrutaron de pequeños.

La importancia de jugar acompañado

En toda mi vida de jugador tengo cientos de momentos inolvidables en la retina, desde nacimientos de consolas, el momento en el que vencemos a nuestro primer final boss, la primera vez que escuchamos una de esas BSO mágicas em 8 bits… pero es cierto, que guardo con especial cariño una serie de instantes que compartí con una persona: mi padre. A pesar de haber sido un adelantado a su época, ya que era un amante de la tecnología y de ese desconocido llamado PC, mi padre nunca fue un seguidor del mundo del videojuego. Pero claro, en plena época dorada del software español, era imposible no darle la oportunidad a uno de esos juegos en el inolvidable 386. Así, pasaron por nuestro ordenador desde los clásicos Prince of Persia, Pong, La Abadía del Crimen,… hasta maravillas técnicas como The Secret of Monkey Island o Doom 2. En esa época, sólo eran más horas de juego que pasaba con él, pero ahora atesoro cada minuto que gastó conmigo en atravesar los salones de Wolfestein 3D, en destruir la Estrella de la Muerte en X-Wing o incluso en la conquista de los territorios humanos en Warcraft (haciendo mención de honor a mi madre, experta en resolver los puzzles de Indiana Jones). Si todas estas tareas son épicas para un chiquillo de 5 años, ¿qué se siente al realizarlas teniendo de copiloto a uno de los seres humanos que más respetas?

Y es que no podemos ni debemos olvidar este concepto:

JUGAR ES APRENDER

Padres e hijos jugando videojuegos juntos. ¿Qué mejor manera de pasar las fiestas?

No hace falta decir cuánto hemos aprendido de los videojuegos los que llevamos toda la vida con ellos. Se habla de creatividad, se habla de historia, se habla de psicomotricidad, se habla de cientos de valores académicos que no ensombrecen la recompensa número 1 que nos ofrece un videojuego: diversión. De ti depende que en un futuro este mundo tenga cerradura para ti… o convertirte en el partenaire preferido de Tim.

No seas tonto. Diviértete con tu hijo, o al menos inténtalo. Él no lo olvidará nunca.

Dedicado a todos los padres que alguna vez han matado marcianitos con sus pequeños