La Familia de Telecinco no nos cuenta nada nuevo, nada que no hayamos visto en otras series familiares recientes. En la primera temporada de la última serie nacional estrenada por Telecinco han habido muchas tramas. Empezamos con una boda y seguimos con cuernos. También hubo un funeral y una petición de matrimonio.
A eso hay que sumarle unas cuantas relaciones amorosas, problemas de hoy en día como la crisis y el paro, alguna enfermedad, crisis de pareja o un hijo secreto que aparece en la vida de los Oquendo.
Aunque algunos personajes son estereotipados, y los mejor desarrollados son los femeninos dejando algunos de los masculinos bastante que desear (excepto Manolo, al que da vida Santiago Ramos), para disfrutar una serie no hace falta que sea perfecta y para mí Familia cumple con su cometido de entretener. Te sientas a verla y se pasa el tiempo rápido.
Ayuda, por supuesto, que está bien hecha, que los personajes tienen al menos interés para seguir sus historias y que el reparto cumple. Algunos sobresalen más que otros y por encima de todos está Alexandra Jiménez que a pesar de que la serie sea coral ella es la protagonista absoluta y es que casi la mayor parte de las tramas giran en torno a ella o tienen relación con ella aunque claro, al fin y al cabo son historias que le pasan a miembros de una misma familia, los Oquendo.
Y yo a los Oquendo ya les he cogido el mismo cariño que les cogí a los Walker en su día, que son la familia a la que seguí hasta el final más recientemente. Por eso espero con ganas la segunda temporada y es que Telecinco la ha renovado para más episodios a pesar de su bajonazo en audiencia desde la primera entrega.