He descubierto a Heinrich Böll casi, casi de chiripa. Por una frase sacada de este libro por Begoña Huertas para una de sus clases. No recuerdo exactamente la frase, pero me impactó lo suficiente como para querer leer la obra completa. Y no estuve desencaminada.
Entre muchísima ironía, una crítica mordaz y un narrador un poquitín mentiroso, Böll nos narra la caída de un artista cómico que una vez fue alguien y que pasa a convertirse en un esperpento de sí mismo. Me encanta la mala leche con la que está narrada la historia, que me ha hecho disfrutar muchísimo.
Y por eso, este libro se convierte en la primera recomendación con cinco estrellas para este año (aunque fuera escrita allá por el 63).