Oporto situada al norte de Portugal junto a la desembocadura del río Duero, cuya cercanía con España hace que sea un destino muy cómodo y atractivo para los turistas españoles, incluso para una escapada de fin de semana, es un lugar muy especial. Una ciudad para recorrerla andando, disfrutando al máximo de sus estrechas callejas cargadas de historia y nostalgia que la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad.
La historia de la ciudad se halla necesariamente ligada a la historia de sus vinos; uno de los emblemas que más definen el lugar y que, sin embargo, no se corresponden con la ciudad misma sino con Vila Nova de Gaia.
Aunque a primera vista pueda parecer que Vila Nova de Gaia forma parte de Oporto, en realidad forma parte de la zona metropolitana de la ciudad. Se encuentra situada en el margen izquierdo del río Duero, justo enfrente de Oporto.
Para llegar a Gaia desde Oporto basta con cruzar el Puente Luis I. La forma más cómoda de cruzarlo es a pie o en autobús por la parte baja del puente. De este modo se llega a la orilla del río de Vila Nova, que es justo la zona donde están situadas sus afamadas bodegas
Una de las estampas más típicas de esta zona son los llamados "rabelos", unos barquitos de madera que se construyeron originariamente para el transporte de los toneles de vino y hoy en día se utilizan como reclamo turístico para hacer pequeños cruceros por el Duero.
La diferencia fundamental del vino de Oporto con el resto de los vinos, es el aguardiente que se le añade para interrumpir la fermentación. De esta forma se conserva la dulzura original de las uvas conservando un alto nivel de alcohol.
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