A mí lo que me ha asustado más en las últimas horas, hablando de miedos, ha sido la lideresa madrileña (¿en qué estarían pensando sus padres cuando le pusieron ese nombre, qué esperanzas tendrían puestas en ella?), imaginándose a sí misma cual Mª Antonieta ante la amenaza inminente del filo de la guillotina y tildando de golpistas a los indignados, ajena a la viga en el ojo propio. También me asusta la CEOE, pero es éste un miedo estructural. Estaba muy callada la patronal hasta ayer, en que salió al ruedo para pedir que se anule la subida salarial para 2012, acordada hace más de un año. Teniendo en cuenta que en 2012 se va a acabar el mundo, ¿qué más les dará? Que nos dejen tranquilos. Lo predijeron los mayas, a su manera y de una forma más épica, y también lo vaticinó ayer un broker de la City londinense que, en pleno ataque de sinceridad y oportunismo, como no podía ser menos, está teniendo sus 24 horas de gloria en la red con un fin del mundo que es más un golpe de Estado que otra cosa y que dejaría a los golpistas del 15-M a la altura del betún.