Natalia Meden.
Según el tabloide alemán Bild, el pasado 8 de los corrientes, la estatua en
Kiev del fundador de la Unión Soviética, Vladimir I. Lenin, fue demolida, coronando así el clímax de las protestas anti gubernamentales. Lo mismo ocurrió en los días de la revolución francesa cuando la estatua de Luis XVI fue derribada en el corazón de París, no lejos del Louvre. La gente estaba enardecida. Luego se montó una guillotina con el objeto de decapitar a Luis a Marie Antoinette y a unos dos mil más en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad (libertad, igualdad, fraternidad). ¿Qué quisieron decir los manifestantes ucranianos cuando colgaron un afiche del pedestal de granito rojo donde había estado la estatua de Lenin, que decía Yanukovich, tú eres el siguiente. Podría tratarse de un estilo europeo, pero la acción llegó con un atraso de doscientos años.
¿Por qué cuando la
Reuters informa sobre la victoria sobre la estatua, dice Lenin, el fundador del estado contemporáneo ruso en vez de soviético? A primera vista podría tratarse de un curioso error pero si demuestra que se trata de una acción coordinada contra los imperecederos símbolos de la unidad estatal de Rusia y Ucrania en el pasado. Esta simbólica colisión continúa y la estatua de Bogdan Khmelnitsky podría ser la próxima víctima de aquellos que luchan contra los rusos por la independencia. Occidente ha iniciado una jugada en Ucrania y las apuestas son altas. La meta consiste en cavar un foso imposible de cruzar entre las dos partes del ámbito ruso. El Partido Ucraniano Alianza Democrática por la Reforma, UDAR, es la principal fuerza política con que cuenta Occidente. Bild describe a su líder, Vitali Klitschko como si fuera un héroe, ya sea disfrutando el sol en una playa de
Miami o en otra parte gastando el dinero que ha ganado en el deporte o en un casino. Pero lo describe como enfrentando abiertamente el régimen de Yanukovych, según el eufórico redactor. Por otra parte, el bien informado Der Spiegel señala que cierto número de partidos conservadores europeos y la misma Canciller Angela Merkel, tendrían intenciones de brindarle a Klitschko su apoyo públicamente. Se dice que UDAR recibe apoyo logístico de parte de la Fundación Konrad Adenauer y del Partido Popular Europeo. Este partido es un conglomerado de fuerzas de derecha con Herman Achille Van Rompuy y José Manuel Barroso como sus vice presidentes. De manera que todos los pesos pesados de la política de la Unión Europea participan en este juego.
En el plano formal, el gobierno de Alemania rechaza el hecho de apoyar a la oposición ucraniana. El 4 de diciembre recién pasado, durante una conferencia de prensa con funcionarios del gobierno alemán, se hizo la pregunta sobre Ucrania y la respuesta obtenida fue que había contactos con la oposición ucraniana a nivel de fundaciones políticas. En Alemania, estas actúan como oficinas de partidos políticos con fondos gubernamentales como sucursales en el exterior. La Fundación Konrad Adenauer es una de ellas que está vinculada a la conservadora Unión Demócrata-Cristiana (Alemania) y la Unión Social Cristiana (Bavaria). Lo más probable es que la respuesta significa el aporte de fondos a estrategas políticos occidentales que brindan asesoría a Klitschko. Los miembros de este equipo no tratan de ocultar el hecho que ellos mantienen conversaciones con compañías alemanas, francesas y norteamericanas. En el pasado UDAR ha colaborado con especialistas políticos norteamericanos de la compañía PBN & Greenberg Quinlan Rosner. Aparte de los fondos y los especialistas se siguen ejecutan acciones públicas, por ejemplo, Guido Westerwelle paseando por la Plaza Independencia con Vitali Klitsachko. Al margen de que esté dejando la política ya que su Partido Democrático Libre sufrió una derrota en la última elección al Bundestag, Westerwelle se siente aun con fervor. Antes de viajar hacia Kiev, el ministro trató de mediar entre el gobierno y la oposición. Quizás precipitadamente ya que habiendo consultado con Washington,
Bruselas aparece como eligiendo la política de aislar al Presiden Yanukovych y a su equipo.
En consecuencia, se ha producido una nueva tendencia, la intensificación de la Sociedad Oriental, aunque Berlín formalmente ha mantenido cierta distancia de este programa.
Además, los medios suelen informar que Alemania (y Francia) estaba entre los principales opositores a este respecto. Esto se comprende. Los alemanes cuentan con otras herramientas efectivas para influir sobre Ucrania: el grupo de consultores para influir sobre el gobierno y las fundaciones políticas que literalmente ejercen influencia sobre la elite política ucraniana, con el Instituto Goethe de
Munich como impacto cultural.
Alemania no tiene competidores en cuanto a ser el mayor socio comercial de Ucrania.
Alemania ha asumido una posición dura frente a la cumbre de
Vilnius. La canciller alemana, Angela Merkel, durante un discurso pronunciado ante el Bundestag el pasado 18 de noviembre, señaló que Ucrania debe tomar medidas confiables con el objeto de alcanzar un acuerdo comercial con la Unión Europea. Nosotros sabemos que no es posible que las reformas puedan llevarse a cabo en un solo día. Nosotros también queremos apoyar a Ucrania en sus reformas, mediante cooperación con medios financieros provenientes de la Política de Vecindad Europea. Pero las condiciones para esto deben ser impuestas por la misma Ucrania y no en el futuro, sino más bien ahora, señaló. Con menos de dos semanas para que el acuerdo sea firmado durante la cumbre en la capital lituana de Vilnius, la Unión Europea ha cumplido con las condiciones para la firma. Tal como uno recuerda, fue Alemania apoyada por Francia el país que congeló el ingreso de Ucrania a la
OTAN en el 2008. Ahora la situación ha cambiado y la manera en que cambia la tendencia no puede otra cosa que causar preocupación. Cuando el Presidente de Ucrania tomó la decisión de suspender la firma del tratado de libre comercio con Alemania, de inmediato se convirtió se convirtió en un ardiente, sino el más ardiente, seguidor del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania, uniéndose a Polonia en este empeño. Los expertos no perdieron el tiempo para producir el texto de la declaración llamando a Alemania y a Ucrania para intensificar la cooperación dentro del marco de la Sociedad Oriental. Cuando Kiev tomó la decisión de cancelar la firma, la primera reacción de la canciller alemana fue discutir el problema con el Presidente
Vladimir Putin con el objeto de asegurarle que la Sociedad Oriental no apuntaba contra Rusia y acto seguido se sumó a la posición de Guido Westerwelle. Los principales medios de prensa alemanes comenzaron a hablar de una nueva cortina de hierro. La negativa del presidente Joachim Gauck de asistir a las Olimpíadas de Sochi es un gesto propio de los tiempos de la Guerra Fría que en nuestros días causa asombro. Quizás Gauck, el ex disidente de la Alemania Oriental, todavía ve al mundo como un campo de guerra ideológica. ¿O será que Berlín ha decidido que semejante enfoque podría servir a los intereses de Europa y sus relaciones con Moscú?
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Traducción desde el inglés por
Sergio R. Anacona
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