El cine bienintencionado, ese que nos cuenta historias donde la visión positiva de la vida se impone sobre el cinismo y el verismo descarnado que la cruda realidad pueda ofrecer, ha dado obras maestras y buenas dosis de escape a un público necesitado de un mensaje de esperanza en tiempos de crisis. Aunque esta definición pueda parecer cercana en el tiempo se refiere al género que Frank Capra desarrolló en los años 30 del siglo pasado para contrarrestar los desoladores efectos de la Gran Depresión en el ciudadano de a pie estadounidense debidos a aquel fatídico jueves negro de 1929. Sucedió una noche, Dama por un día, Qué bello es vivir, y sobre todo Vive como quieras, guardan elementos (salvando las distancias) que vamos a encontrar en la cinta que nos ocupa.
La humanidad ha tropezado cíclicamente infinitas veces en la piedra de la codicia; lo aplicado al crack de Wall Street de hace casi 90 años sirve para la debacle de Lehman Brothers de septiembre de 2008 y todas sus consecuencias. De modo que una comedia con toques dramáticos pero con el espíritu de las películas de Capra siempre es bienvenida.
El actor más taquillero de Italia, Checco Zalone (Un italiano en Noruega), escribió y encabezó el reparto de Sol a cántaros (2013), cuyo guión, debidamente adaptado a la idiosincrasia española, se ha convertido en El mejor verano de mi vida.
Curro vende robots de cocina pero sueña con trabajar en el mundo financiero. Optimista por naturaleza, a pesar de las deudas familiares y del mal momento de su matrimonio, promete algo que no se puede permitir: si su hijo de nueve años saca todo sobresalientes, le llevará a unas vacaciones de verano inolvidables. El niño lo consigue y su padre se verá obligado a cumplir su palabra.
La trama tarda en arrancar. Demasiadas vueltas en la presentación de personajes. Más o menos hacia la mitad del metraje se produce el clic. En el momento en que el protagonista y su chaval llegan a un resort de yoga en el que conocen a la dueña y a su hija se produce el giro a partir del que la cinta comienza a convencer. No se trata de un trabajo redondo, pero si tenemos un poco de paciencia y conectamos con el tono, podemos pasar un rato más que agradable.
Aunque su tratamiento sea ligero, la crisis económica, la corrupción, la reforma laboral, el paro, quedan como interesante telón de fondo. A este que escribe el estilo a la hora de afrontar las desventuras de este trabajador golpeado por las circunstancias pero inasequible al desaliento, interpretado por un divertidísimo Leo Harlem, le trajo a la memoria otro intento de fantasía capriana, Dave, presidente por un día de Ivan Reitman. Si a ese grato recuerdo y al buen hacer del cabeza de cartel unimos la agradable sorpresa de Maggie Civantos, la siempre solvente Toni Acosta y la desternillante Gracia Olayo, nos han merecido la pena estos 90 minutos de desconexión con las preocupaciones diarias.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Álamo Audiovisual, Atresmedia Cine. Cortesía de A Contracorriente. Reservados todos los derechos.
El mejor verano de mi vida
Dirección: Dani de la Orden
Guión: Olatz Arroyo, Daniel Castro, Dani de la Orden y Marta Suárez
Intérpretes: Leo Harlem, Alejandro Serrano, Maggie Civantos
Música: Zacarías M. de la Riva
Fotografía: Valentín Álvarez
Duración: 91 min.
España, 2018
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