Divino y Justo Juez, salvador de nuestra alma, padre de Justicia y bondad, creador del cielo y las estrellas, verbo divino hecho hombre, vengo en esta mañana ante Ti, para que escuche mis suplicás y les dé respuesta a mis plegarias. Háblame Divino y Justo Juez, con esa voz imperiosa, que serena cualquier tempestad; Abrázame y llévate mis angustias y hazme sentir que siempre cuento contigo.
Divino y Justo Juez, Tú que sanaste a tantos enfermos; que aleja todo mal de nuestras vidas, que Tu voz hace retroceder todo lo que quiera hacernos daño. Te pido que Tu sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, y me cuide de toda enfermedad, del enemigo y de todo mal que atenta contra mí.
Divino y Justo Juez, no permitas que lo que me desean el mal, sus malas intenciones me alcancen, ciega sus intenciones y escóndeme bajo tus sombras. No permita caer en sus manos y que las tentaciones aflijan mi fe, dame oído sordos para no escuchar sus tentaciones y que sus lenguas que intentan acusarme pierdan validez y reine Tu verdad, que sus labios enmudezcan contra cualquier blasfemia en contra de mí.
¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez! Auxiliame en mis angustia, aflicciones, debilidades y compromisos. Mi alma y espíritu aclama Tu Santo Poder, libérame de esta prisión y que a través de Tu Santo espíritu se abran las cadenas y los lazos se rompan. Inúndame de Tu amor, llena mi vida de tus bendiciones y que tu cruz me defienda y se convierta en mi escudo. En tus manos dejo mis plegarias Santísima Trinidad, y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo me cubrirá con Tu Santo Poder. Amén.
Hacer esta oración con esperanza, comenzar el día dando gracias, hacer y terminar, honrado, Dios por todo lo que él es para ti, que te ayude a hacer tus pasos en este día y en la semana, que te proteja de todo lo que quieras quiera acercarse a ti, para así poder cumplir las peticiones de tu corazón.