Ven y vuelve a nacer, pero hazlo en Latinoamérica, danos la oportunidad de ser nosotros la "tierra santa", y danos la fuerza para decirle al mundo cómo puede escribirse la historia sin pretensión de colonizar, sin la ambición de oprimir... Si naces en esta región, no tendrás que caminar sobre el mar de Galilea, ni sujetar ninguna tempestad, podrías disfrutar sentado a la orilla del Mar Caribe y escucharnos contar buenos y malos chistes mientras la brisa se arroja...
Y si quieres golpea mi ateísmo, mi incredulidad y búrlate de mis razones, pero hazlo naciendo por estas tierras, naciendo de nuevo, floreciendo desde acá, dándonos la oportunidad de otra vez escribir la historia, y que esta vez no exista la opresión en tu nombre, ni la colonización, ni triunfe la ambición de los que quieren cagarse el mundo porque creyeron que podían…
No nos des el pan nuestro de cada día, solamente deja que nos lo ganemos... No nos multipliques los panes y peces, tan sólo ayúdanos a restar la avaricia de entre nosotros...Y no nos libres de la tentación, tan sólo enséñanos a ser compasivos frente al error del otro y reflexivos acerca de nuestra responsabilidad...
Que te ofrecemos la ingenuidad que aun nos queda, que te acobijamos con la esperanza que aun no nos roban, que te enseñamos a jugar con la metra y el trompo, y jugamos contigo al fútbol, como lo hacemos por acá, con un terreno enmontado como cancha, con una cuadrilla de chamos alrededor esperando sus turnos...
¡Si la historia pudiéramos escribirla! ¡Si los evangelios dependieran de nuestras tintas! Tus bienaventuranzas dirían "bienaventurados los guajiros que aman la tierra y la respetan, bienaventurados los latinos que se atreven a tomar las riendas del porvenir..."
Y si acaso esta oración constituye una ofensa para los que están parados sobre la cómoda cúspide de las teologías convenientes, excluyentes y opresivas, sepan entonces que sus teologías han sido suficiente ofensa desde siempre, pero ya no para siempre…