La oración es una de las armas poderosas que tenemos en Dios para todos los eventos de nuestra vida; la oración nace como una necesidad de comunicarnos con nuestro Dios y creador. ¿A quién más nos podemos dirigir que pueda ayudarnos en un momento de crisis?, sólo aquel que sabe quiénes somos, pues es nuestro Creador, el nos hizo y conoce nuestras limitaciones y necesidades y nos ha adoptado como hijos.
Oremos siempre guiados por el Espíritu Santo de Dios, Él conoce nuestra debilidad; y nos ayuda a orar como conviene (Romanos 8:26), el no nos paga conforme a nuestras iniquidades, sino a su gran misericordia.
Nada podemos hacer sin su dirección, Él quiere ayudarnos, y mostrarnos su infinito amor:
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.”
Salmo 46:10