En la Ley de Orden Público del 28 de julio de 1933 prevalecieron los aspectos más autoritarios, especialmente los artículos que facultaban al Gobierno para establecer por Decreto tres grados de excepcionalidad por motivos de orden público: el estado de prevención, de alarma y de guerra.
7 días después se publicó la Ley de Vagos y Maleantes, referente al tratamiento de vagabundos, nómadas, proxenetas y cualquier otro elemento considerado antisocial. Posteriormente fue modificada para reprimir también a los homosexuales por el régimen franquista en el año 1954. Esta ley decía en su artículo 6.2 en relación a las medidas que se tomarían contra dicho colectivo:
Dicho todo esto sólo cabe decir que en esa época dictatorial el mundo no se veía en 3D sino en 2D.