Desde luego la revolución de la microinformática en Europa comenzó, en buena medida, por la mítica Sinclair y sus ordenadores de 8 bits, en un momento en que las novedades llegaban desde EEUU con Apple o Commodore. Si bien fue el mítico Spectrum el que más caló en el mercado, convirtiéndose en un auténtico fenómeno social y en uno de los más recordados de los años 80, antes de éste la compañía ya había lanzado al mercado otros ordenadores que ayudaron a crear la base sobre la que se asentó el gran Spectrum.
Las consignas de su creador, el conocido Clive Sinclair, para este ordenador fueron claras desde un principio. Quería crear un equipo extremadamente barato y que llegase a un gran público, para poder expandir la informática entre toda la población. Bajo estos criterios, en 1980 se lanzó al mercado el ordenador más barato del mercado en Reino Unido, ya que se precio de venta fue de 99,95 libras. Pero es más, cabía la opción de comprar el ordenador sin montar y hacerlo tu mismo en casa, en cuyo caso el precio de venta era de 79,95 libras. Estos precios eran infinitamente más bajos que los de sus mayores competidores de la época y que venían de EEUU, estando el Commodore VIC-20 en 299,9 dólares o los 1.298 dólares del Apple II. Lógicamente, esta diferencia de precios era producto de las limitaciones técnicas del ZX80.
Como hemos indicado antes, el objetivo del ZX80 no era competir en cuanto a prestaciones con sus coetáneos, sino el llevar la informática al mayor número de personas posible, algo que sólo se podía hacer bajando la calidad técnica y, con ello, el coste del producto. Es por ello por lo que las prestaciones de este microordenador eran muy limitadas.
Efectivamente, comenzando por el procesador, utilizaba un clon del que sería un habitual en sus posteriores ordenadores, el Zilog Z80, llamado µPD780C-1 y fabricado por NEC, el cual corría a 3,5 MHz. Su RAM era de 1 KB y su ROM de 8 KB, los cuales almacenaban el Sinclair BASIC, el editor y el sistema operativo. El ordenador utilizaba un total de 21 chips no propietarios y que ya estaban en el mercado, con el objetivo de ahorrar costes.
Gráficamente era sin duda muy limitado. Contaba con una resolución de 32 x 22 e imagen en blanco y negro. Se da además la particularidad de que el ordenador sólo podía generar imagen cuando estaba en modo espera, es decir, cuando el usuario no tecleaba. Cuando ejecutaba un programa la pantalla se ennegrecía.
El diseño de la carcasa era muy original y, si no fuera por el característico teclado de teclas azules con una base negra, parecería más una consola que un ordenador. El resto de la carcasa era blanca, con una joroba en la parte trasera acompañada de unas rejillas de ventilación que no eran más que un adorno. El conjunto era muy liviano, pesando únicamente 340g y extraordinariamente fino.
Estas limitaciones técnicas que hemos visto no impidieron que el ZX80 fuera todo un éxito de ventas en Reino Unido y Europa. El reducido precio llevó a unas abultadas ventas que llegaron hasta las 50.000 unidades, así como a una lista de espera para adquirir el ordenador, al no poderse adaptar la producción al nivel de demanda del mismo. Las críticas de los expertos del momento también acompañaron ya que, obviando las claras limitaciones y sus problemas con los parpadeos de pantalla cuando ejecutaba programas, en general se consideró como un buen ordenador.
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