La Oreja de Van Gogh ha vuelto por todo lo alto este 2020. Hace varios meses se presentaban con un nuevo single titulado “Abrázame” y en septiembre por fin lanzaron el disco que lo contenía, Un susurro en la tormenta.
Además, se han cumplido 20 años del lanzamiento de El viaje de Copperpot, el trabajo más emblemático de la banda hasta la actualidad. Tanto los actuales miembros de la banda como Amaia Montero lo celebraban en sus redes sociales con mucho cariño y nostalgia.
Por este motivo, ¿qué mejor momento para celebrar la trayectoria de una de las bandas más icónicas de nuestro país repasando toda su discografía y ordenándola de peor a mejor?
He dejado fuera de esta selección reediciones, recopilatorios, discos en directo y de adaptaciones de temas antiguos.
8. Dile al sol (1998)
Si algo hay en este disco es ilusión y canciones míticas que han quedado en el recuerdo de generaciones, como “Cuéntame al oído” o “Soñaré”. Sin embargo, el sonido del grupo y de la voz de Amaia era aún bastante tímido.
En canciones como “El 28” ya se dejaba ver la enorme personalidad lírica que tenía el grupo. No obstante, había otras que eran demasiado adolescentes o simplonas en comparación con todo el buen hacer de años venideros (como muestra, “El libro”, “La carta” o “Pesadilla”).
Fue un debut prometedor, pero como con todo debut había muchas cosas que pulir. ¡Y vaya si las pulieron!
Puntuación: 6,5
7. Un susurro en la tormenta (2020)
No hay nada mal con ‘Un susurro en la tormenta’. El problema es que tampoco hay nada especialmente innovador, diferenciador o memorable respecto a otros de sus discos, tanto en sonido como en letras.
Mientras que la portada y el single de presentación, “Abrázame”, daban a entender que este sería un disco con sonidos mucho más oscuros que mezclasen la electrónica con el rock, el resto de canciones sí nos muestran un contenido más tristón, pero no suponen ningún paso al frente para el grupo.
Aunque a estas alturas no les haga falta innovar porque ya tienen su sonido totalmente consolidado, sí que se agradecería un próximo disco con más riesgo.
Puntuación: 7
6. A las 5 en el Astoria (2008)
Este era un disco complicado para La Oreja de Van Gogh, ya que se trataba del primero sin Amaia Montero tras la incorporación de Leire Martínez. Es el trabajo en el que las voces de las dos artistas más se parecen y es normal; había que dar continuidad al proyecto.
El grupo apostó por un pop-rock de melodías y estribillos supermemorables, entre ellos el apoteósico primer single “El último vals”, “Inmortal” o “Más”. También encontramos “Jueves”, una de sus mejores baladas, en honor de las víctimas del 11M.
Sin embargo, lo más destacable del trabajo son “Europa VII” (su primera incursión en la música electrónica, que anticiparía su disco Cometas por el cielo) y “Sola” (con un magnífico uso del Auto-Tune y un final que hace referencia directa a su canción “París”).
Puntuación: 7,5
5. Cometas por el cielo (2011)
‘Cometas por el cielo’ es un disco que pillé con mucha ilusión en su momento. Sin embargo, no ha resistido al tiempo igual de bien que otros de sus trabajos.
Canciones como “La niña que llora en tus fiestas”, “Cometas por el cielo” o “El tiempo a solas” se metían de lleno en la electrónica, pero al mismo tiempo anclaban su sonido a un momento muy concreto (por eso da la sensación de haber envejecido más de la cuenta).
Por otra parte, tenemos canciones que suenan muy Coldplay (“Las noches que no mueren”) y otras que siguen en la misma línea de siempre sin meterse en la música electrónica, salvo por pequeños matices (“Paloma Blanca”, “Mientras quede por decir una palabra” o “Esta vez no digas nada”).
Considero que este disco hubiera ganado mucho si los donostiarras se hubieran decantado por profundizar de lleno en una de las dos vertientes.
Puntuación: 8
4. Guapa (2006)
Guapa es uno de los discos de La Oreja de Van Gogh que tiene unas letras más sesudas y adultas. De hecho, aunque su sonido no sea el más rockero de todos, sí que me parece el disco oscuro por excelencia de la banda.
Solo hace falta atender a títulos como “Muñeca de trapo” (que, además, dice “me abrazaría al diablo sin dudar”), “Dulce locura”, “Noche”, “Perdida”, “Escapar”.
Esta oscuridad contrasta con su sonoridad, probablemente una de las más clásicas de toda la carrera del grupo. “Mi vida sin ti” sonaba a bolero y “Cuántos cuentos cuento” era una ranchera de principio a fin.
Si algo era ‘Guapa’, era un disco que sorprendía y pretendía ir un paso más allá.
Puntuación: 8,5
3. El planeta imaginario (2016)
He de reconocer que al principio este disco no me convencía demasiado. Sin embargo, con las escuchas me ha ido ganando más y más hasta hacerse con el tercer puesto.
No es un disco especialmente innovador (ni en letras, ni en sonido). Pero sí es un disco que recoge todo lo que La Oreja de Van Gogh había sido hasta ese momento.
Es como el recopilatorio perfecto:
- “Estoy contigo” y “Pálida luna” nos llevan a “Cometas por el cielo”.
- “Camino de tu corazón” coquetea con el reguetón y tiene la esencia de “Geografía” (perteneciente a Lo que te conté mientras te hacías la dormida).
- “Esa chica” rescata la faceta más acústica de la banda. Además, se trata de la segunda parte de la canción “Pop” (del disco El viaje de Copperpot).
- “Diciembre” y “Verano” podrían encajar perfectamente en cualquier disco del grupo y representan lo que todos imaginamos de ellos.
Pero también es uno de los discos donde el sentimiento es más evidente y el rollo naif de la banda está más justificado. “No vales más que yo” y “Mi pequeño gran valiente” son de esas canciones que te dejan al borde la lágrima.
Puntuación: 9
2. El viaje de Copperpot (2000)
Sé que para muchos este es EL DISCO por excelencia de La Oreja de Van Gogh. Tiene algunos de sus mejores estribillos, de esos que todo el mundo se sabe al dedillo. Entre ellos, “Cuídate”, “París”, “La playa”, “Pop”… ¿sigo?
El disco era coherente de principio a fin. La Oreja de Van Gogh tenía una identidad propia que pulía con este segundo trabajo, lo envolvía en un sonido pop-rock que le venía como anillo al dedo, cada canción tenía su personalidad y las letras eran muy diferentes a lo que podíamos oír a principios de siglo (sus letras tenían un poquito de metáfora, pero también su toque de cotidianeidad).
Pero es que hasta las pocas canciones que no fueron singles como “Tantas cosas que contar” o “Los amantes del círculo polar” tenían un encanto inexplicable.
Sin duda una de las cumbres del pop en español.
Puntuación: 9,5
1. Lo que te conté mientras te hacías la dormida (2003)
El disco empieza con la frase “un café con sal”. Desde el segundo uno, absolutamente todo está bien con este disco. Es una versión más madura, con letras más elaboradas y más variedad de sonidos que El viaje de Copperpot. Hasta la voz de Amaia Montero sonaba más nítida que nunca.
Voy a enumerar alguna de las cosas que más me fascinan de este disco:
- Los sintetizadores tan hipnóticos de “20 de enero”.
- La historia contada en “Rosas” y la sensibilidad con la que Amaia la cantaba es uno de los puntos álgidos de la carrera del grupo.
- “Deseos de cosas imposibles” tiene una de las letras más apoteósicas de todas las que han escrito nunca.
- El plot twist del final de “Vestido azul” aún me tiene en shock.
- “Geografía” es un himno de principio a fin.
- “Un mundo mejor” es mi canción favorita del disco y, sin duda, debió haber sido single.
- “La paz de tus ojos” me pone los pelos de punta.
Cada segundo de cada canción de este disco lo tiene todo.
Pero además, la portada también me parece la mejor de toda su discografía. De hecho, la considero una de las más icónicas del pop español.
Puntuación: 10 CON MATRÍCULA DE HONOR
Disco tras disco, La Oreja de Van Gogh ha demostrado que, a pesar de su cambio de vocalista, es uno de los mejores grupos del país de principio a fin y todavía tienen mucho que contar y que cantar.
Si has llegado hasta aquí, cuéntanos cuál es el mejor y el peor disco de La Oreja de Van Gogh para ti.
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