Y ahora Orejas no está en el family. Ahí fue dónde pasó la mayor parte del tiempo desde que la encontramos sin poder moverse hace un mes. Ahí la alimentamos, la acariciamos y le hablamos. Cuando salía el sol, la llevabamos en su cajita a la terraza para que pudiera ver el patio y hasta le dimos varios paseos por los árboles.
El patio no será el mismo sin Orejas. Ahora sólo nos queda recordárla corriendo por el patio, haciendo cuevas, acercarse cuando le ofrecíamos una zanahoria, tomando agua del cacharro y acostarse en la grama fresca en las tardes de mucho calor.