Ana Belén García Pérez ( Andoaín, Guipúzcoa). Obras de Grigny, Cornet, Sweelinck, Muffat, Farnaby, Buxtehude y Bach.
Segunda organista del festival y además española. Como bien comentó al principio del concierto José Mª Martínez, Chema para los amigos, el panorama organístico español en estos 22 años ha cambiado totalmente, y los músicos españoles ya se forman en las grandes escuelas europeas con los maestros que en las primeras ediciones venían invitados, siéndolo ahora su alumnado, y además con un predominio femenino como nunca antes se había visto salvo la siempre admirada Montserrat Torrent, de quien la intérprete guipiuzcoana también ha recibido clases, al igual que del gran Zsigmond Szathamary entre otros muchos organistas famosos.
El programa elegido por la teclista vasca para sacarle el mayor partido al instrumento de Acitores, construído en 1993 y estrenado precisamente por la Sra. Torrent, se centró en el Barroco europeo (de sus tres períodos: temprano, pleno y tardío), dejando el español para órganos que se prestan más a ese repertorio donde el pedalero no se utiliza.
Ya con el instrumento templado seguimos viaje hasta Holanda de donde pudimos escuchar una magnífica interpretación de la Fantasía chromática (Jan Pieterson Sweelinck, 1562-1621), donde los registros de tutti, y una parte fugada con una mano izquierda realmente prodigiosa de sonoridad clara para una obra que juega aún con la música modal, pero que el órgano engrandece más que interpretada al clave.
Entre las alemanas escuchamos un "juguete" inglés, A Toye (Giles Farnaby, 1563-1640) a caballo del Renacimiento y el Barroco temprano, con registros que recuerdan la literatura del laúd o el virginal, muy apropiados para la época (incluso tiene referencias españolas) y un contraste ideal entre las alemanas así como para abrir boca ante las dos últimas obras que supondrían todo un derroche tímbrico aprovechando la excelente tubería y registros de esta pequeña joya del taller de Federico Acitores.
La Ciacona in E minor, BuxWv 160 (Dietrich Buxtehude, 1637-1707) es una de las obras maestras de un compositor aclamado y admirado por tres países que lo sienten como "propio" (los Helsingborg / Helsingør en Suecia / Dinamarca, y Alemania), donde no suele faltar en sus festivales ni en el repertorio de todo organista. Así lo demostró Ana Belén García con una madurez interpretativa increíble y un despliegue de registros capaz de pasar de unos flautados de 8' a los plenos siempre al servicio de las melodías "italianizantes" del gran Dietrich.
Y no podía finalizar el concierto más que con Bach y esa maravilla estrenada en Dresde que es la Pasacaglia and fugue in C minor, BWV 582, auténtico examen sonoro y técnico para instrumento e intérprete, desde el ostinato del inicio en pedalero hasta todo ese desarrollo a lo largo de las 20 variaciones del primer tema, que desembocará en la doble fuga, el tema fugatum, "Arte Total" en El Kantor llevado al instrumento rey que con esta obra tiene más que asegurado el título (de hecho existen orquestaciones como la de Leopold Stokowski).