¿Orgullo y Prejuicio? Exacto.

Publicado el 28 enero 2013 por Otroscuentos

No es secreto de Estado mi afición por Jane Austen ni por su más famosa obra, “Orgullo y Prejuicio”, como tampoco lo es que este flechazo ha sido constante desde hace varios años. Lo que puede ser que no esté tan al descubierto es cuándo y cómo surgió la afición a sus historias.

Mi versión particular  del porqué y el cuándo Cupido me puso sus palabras directamente en el alma  versa hará unos años, que me da miedo contarlos porque aún había patios de recreos por aquel entonces. Fui con mis padres al cine, vi “El diario de Brigdet Jones” y, sin saberlo, empecé a soñar con Jane Austen, a quererla poco a poco y a saber entenderla. Por supuesto, ni idea tenía que esa loca con la que tanto me reía sería mi Lizzy Bennet del siglo XXI…

Pasaron los años y las películas románticas empezaron a formar parte de mis gustos filmográficos. Llegaron los tiempos de primero de carrera y risas/agobios entre pasillos y unas amigas (que seguro que ni se acuerdan-guiño) me dijeron que tenía que ir a ver “una película muy bonita de esas que a ti te gustan, aunque el final…” Se miraron entre ellas y se rieron y no me dijeron nada más. Yo me quedé con la intriga, les pregunté el título, pero no se acordaban: solo sabían el nombre de la prota, Keira Knightley, la de los “Piratas del Caribe”… Ah… Y con eso en mente, más tarde, vi el cartel en el cine y se me quedó grabada la imagen del prado y su mirada…

Seguía tras la pista de nuestra Jane, pero yo ni me coscaba; era algo así como ir al acecho de un final que sabe que te encantará, pero no sabes por qué… Sí, lo que estás pensando, Belén en estado puro.

Algún mes que otro más tarde, en mis clases de inglés en la academia, la profesora nos mandó escoger un libro de la biblioteca (de los adaptados) para hacer una redacción… Mirando y mirando, no sé por qué, cogí Pride and Prejudice e, inmediatamente, un compañero de clase se me acercó y me dijo, bastante…. ¿exaltado?, que su novia estaba enganchada a todo lo que tenía que ver con el libro, las películas y demás y lo traía amargado… Ya sabéis, una que tiene por curiosidad su principal mandamiento, no lo dudó y por primera vez me adentré verdaderamente en la historia, aunque fuera adaptada. Poco a poco… Sí, señora…

El resto, ya os imagináis: me lo leí, me encantó, me busqué la peli de Keira y me la vi flipando de la emoción y la pasión contenida durante todo el film y de la genial actuación de la actriz. Sé que habrá detractores, pero para mí esta es la mejor adaptación que me ha aportado más hasta ahora. Por supuesto, esas Navidades los Reyes, que son siempre magos, me regalaron la mítica serie de la BBC con nuestro Colin Firth y, con el tiempo, los libros en versión original. En fin, Mr. Darcy, ayyyy, qué os voy a contar…

Babas aparte, mi pasión por Jane y su mundo fue incrementando y más con la llegada de Twitter y mis días más desocupados, que me trajeron la ilusión por las adaptaciones al cine y a las series de época y el poder compartir mi locura con otras amigas de Jane a lo largo del mundo.

Y justo este año, los de Oriente me volvieron a iluminar con un trocito de Austen, una edición preciosa de “Orgullo y Prejuicio”, mi primera edición en castellano.

Y colorín colorado… Esta es mi versión de los hechos que tenía por relatar para honrar, humildemente y a mi forma, estos 200 años que mi novela fetiche cumple hoy. Ojalá, dentro de 20, 30, 50 años, en Internet, con las redes sociales del momento o como me las apañe, pueda celebrar con mayores sonrisas y mejores palabras mi pasión por este mundo de bailes y amores imposibles con finales felices.

Porque la vida es otro cuento más… y este es un capítulo del mío.

Hasta la próxima página.