Hoy estoy orgulloso de ver cómo dos futbolistas, destinados a odiarse porque desde varios círculos de nuestra sociedad buscan eso, la rivalidad entre Madrid-Barça, España-Catalunya, Mourinho y Guardiola (cuando entrenaba), no sólo son buenos compañeros, sino que además son amigos.
Incluso ellos, junto con Puyol y otros como X.Alonso o Iniesta, han colaborado para que el clima tan deteriorado después de los famosos 4 clásicos seguidos del 2011 se arreglara.
Por ello no sólo se merecen un premio tan prestigioso como el Príncipe de Asturias, sino que se merecen toda nuestra admiración como leyendas deportivas y como buenas personas.