La nueva derecha, a la que la izquierda llama con malicia "extrema derecha", no había aparecido en España con la misma fuerza que en otros países de Europa porque quizás no era necesaria. Pero ahora lo es y ha llegado. El mal gobierno, la corrupción, la invasión sin control de los inmigrantes, el golpe separatista catalán, la injusticia permanente, la aniquilación de las clases medias, los privilegios inmerecidos de los políticos, el divorcio entre los ciudadanos y sus gobernantes y el abuso de poder que los gobiernos practican con las subidas de impuestos y el despilfarro, están catapultando a esa "nueva derecha" que el país necesita para poner un poco de orden en la pocilga.
La gran conspiración contra la nueva derecha está encabezada hoy por los que controlan la Unión Europea, una congregación de políticos privilegiados que han aplastado la "Europa de los ciudadanos" y de los pueblos, construyendo en su lugar la corrupta y abusiva "Europa de los políticos y los funcionarios".
Europa y muchos de sus viejos partidos en el poder se sienten amenazados por el crecimiento de los nuevos partidos políticos de derecha, a los que quieren estigmatizar llamándolos "ultraderecha", cuando sólo son partidos de una "derecha auténtica y democrática". Lo que realmente temen es perder sus fabulosos privilegios y no dudan, para conseguirlo, en jugar sucio con partidos emergentes, que luchan por acabar con el actual basurero decadente europeo.
Los que nos sentimos "en" o "cerca" de esa nueva derecha en España no nos sentimos extremistas sino libres y deseosos de sustituir a los corruptos y a los que abusan del poder por personas justas, preparadas y decentes. Estamos preparados para la democracia y nunca podremos votar a los corruptos, chorizos y mentirosos. No nos gustan los ladrones, los que cobran impuestos abusivos bajo la falsa excusa de que redistribuyen la riqueza, Amamos la verdad y rechazamos la mentira. Despreciamos a los despilfarradores del dinero público y a los que protegen a los corruptos en su familia y entorno.
Nos avergüenzan los que viajan en aviones Falcon, en trayectos de cien kilómetros, y se desplazan por carreteras y ciudades con un centenar de guardaespaldas, en coche blindado, seguidos de caravanas de decenas de coches, con más boato y lujo que el presidente de Estados Unidos.
Queremos una España justa, grande y unida y rechazamos a los que quieren romperla. Nos indigna la hipocresía y nos parecen odiosos los que hacen desde el poder lo contrario de lo que prometieron cuando estaban en campaña electoral. No nos gustan los que quieren reescribir la Historia, ni los que la tergiversan.
Estamos dispuestos a luchar por los valores y nos produce una tristeza inmensa que los gobernantes, en lugar de ser ejemplo para el pueblo, sean la escoria de la nación, el lado corrupto y oscuro.
Nos enerva que compren medios de comunicación con dinero público y que lo hagan para mentir y engañar con grandes altavoces. Odiamos a los enemigos de la verdad, en especial a los políticos que propagan el engaño y la mentira con la ayuda de periodistas comprados.
Queremos que España reciba inmigrantes, pero exigimos que sean filtrados y que se impida la entrada de los ladrones, violadores y asesinos, esos que llenan hoy nuestras calles y plazas.
Nos da asco que el gobierno y los partidos de izquierda protejan a los ladrones de viviendas (okupas) y acusamos a los gobernantes de haber causado el terrible problema de escasez de vivienda que padecemos por no haber construido ni una sóla vivienda social en los últimos años.
Vemos con indignación cómo las empresas, acosadas por el gobierno, huyen de España y como los autónomos cada día tienen más difícil la existencia, agobiados por el saqueo fiscal y la codicia de unos gobernantes que cobran impuestos confiscatorios y abusivos.
Vemos con terror cómo el gobierno, consciente de que sólo les votan los delincuentes, los incultos y los pobres, se empeña en proteger y hacer crecer esos grupos.
Nos subleva la amnistía a delincuentes y el cambio de leyes para facilitar la corrupción. Nos horroriza ver al gobierno de España en manos de ex terroristas, golpistas y gente que odia nuestra nación y quiere romperla.
Nos humilla el deterioro de los valores, la pérdida de prestigio de España en el mundo, los conflictos gratuitos con otros países y, sobre todo, el apoyo que nuestra política exterior presta a los países más totalitarios y crueles del planeta, como Venezuela, Cuba y otros.
Vomitamos cuando vemos al gobierno asaltar la Justicia y colonizar las instituciones claves del país, entre ellas aquellas que necesitan ser independientes y libres en democracia.
Sabemos que todos estos rasgos y valores son considerados "de extrema derecha" por la chusma corrupta que ocupa el poder, pero nos sentimos orgullosos de tener esos sentimientos e ideas, que son la base garantizada para la regeneración de España y el triunfo de la libertad sobre la corrupta suciedad de la pocilga que nos están construyendo.
Francisco Rubiales