Fernando Martínez-Bretón, autor de la obra, presenta esta novela en la que cada uno de nosotros encontrará en quien verse reflejado
Fue un cúmulo de causalidades (de «causa». No creo en las casualidades). Desde niño, a pesar de ser indisciplinado y un vago redomado, siempre he tenido la sensación de que poseía grandes dotes narrativas. El primer paso lo di tras un aventurero periplo en Irlanda. Las vivencias que atesoré en la Isla Esmeralda me espolearon a escribir el embrión de Origen y destino. No obstante, a las pocas semanas abandoné el proyecto, que retomaría un lustro después, cuando descubrí aquel borrador, ya dispuesto a eliminarlo sin apenas recordar lo que contenía. Una vez releído, con razón o no, sabía que estaba preparado para reiniciar algo importante.
La obra está ambientada en la Irlanda del siglo XVIII. ¿Realizó algún tipo de investigación para documentarse sobre la época? De ser así, ¿en qué consistió dicha investigación?
He vivido varios meses en Irlanda y recorrido su tesoro paisajístico. No fueron pocos los castillos, aldeas medievales y parajes inhóspitos los que deslumbraron mi vista y, posteriormente, encendieron mi imaginación. Para establecer la trama precisé algo más. Devoré decenas de libros sobre la historia de Irlanda, así como de las sociedades secretas que empezaban a emerger con fuerza en aquel siglo, llamado el «de las Luces», aunque las tinieblas no dejaron de ensombrecer a la sociedad irlandesa.
En la novela hay aventuras, misterios… ¿Dentro de qué género la enmarcaría usted?
No sabría determinarlo, ya que jamás he leído una novela de este estilo. Histórica, de aventuras, de misterios, espiritual… Lo importante es que no solo entretiene y divierte, sino que también enriquece culturalmente sin saturar al lector.
En sus palabras, ¿cuál sería la sinopsis perfecta para Origen y destino?
¡Cuidado! Si empiezas a leer este libro corres el riego de poner patas arribas tu concepción de la vida… Es una broma a medias. Ojalá hubiese una. Es muy difícil comprimir las tramas de esta novela en unas líneas.
Yo procuraría resumirlo diciendo que son tres historias distintas que acaban trenzándose por las diferentes vicisitudes de sus personajes. El protagonista principal es un espía español enviado a Irlanda para investigar las insidias de una sociedad secreta que amenaza con desestabilizar el reinado de George III. Sus aventuras irán imantando adeptos a su causa. Por un lado, unos huérfanos que están en un orfanato, y por otro, tres familiares fallecidos de estos chicos, que no acaban de comprender su situación en ese plano paralelo a la realidad física, que los alquimistas medievales bautizaron como: Mundo astral.
¿Ha tenido algún referente, ya sea autor o libro, mientras estaba escribiendo la obra?
Principalmente, novelas del siglo diecisiete y dieciocho, y muchas memorias de figuras ilustres de aquella época.
¿Qué nos puede desvelar de los personajes? ¿Hay algo de usted o de sus conocidos en esos personajes?
Yo soy de los que opina que casi todas las novelas son autobiográficas, aunque se incurra en ello de manera inconsciente. Supongo que en todos los personajes hay rasgos del autor. Pero cuando se trata de individuos siniestros, la Historia –y la actualidad, desgraciadamente– ayuda en su elaboración.
En la trama convergen más de un centenar de personajes con cierta relevancia, resultando importantes una veintena de ellos. En ese abanico el lector encontrará perfiles de todo pelaje: desde asesinos despiadados hasta estrafalarios individuos que te arrancarán más de una risotada.
¿Qué fue lo más complicado de la creación de esta novela?
Por una parte, solapar las tres tramas para que galopasen a la par, y por otra, pulir el lenguaje. Soy excesivamente puntilloso con el estilo. No quiero limitarme a narrar, sino también a deslumbrar con el lenguaje.
Para muchos, lo más complicado es dar a conocer la obra. ¿Tiene alguna estrategia en este apartado?
Lo más complicado, sin duda, es escribirla, pero lo más importante es darla a conocer. Mi estrategia actual se limita a las redes sociales. Sin embargo, albergo mayor confianza en el boca-oreja. Si la novela gusta, se irá abriendo camino sola.
Seguro que más de una vez ha pensado en sus lectores, ¿cómo se los imagina?
El hecho de que sean lectores ya les sube de nivel, y más teniendo en cuenta que la mitad de la población no lee ni los letreros de las marquesinas. Creo que son gente con inquietudes, que no solo buscan entretenerse, sino expandir la mente.
Las redes sociales facilitan el contacto, ¿algún lector de su obra le ha escrito para darle su opinión sobre el libro?
Todavía es pronto para eso. El libro fue publicado hace algunos meses, y son más de setecientas páginas. Con todo, sí que he recibido muchos comentarios positivos en Amazon.