De igual modo, son legión los que eligen una película frente al libro del que se extrae la historia, incluso aguardan a la versión cinematográfica del mismo, a sabiendas de que el relato literario pierde riqueza, complejidad y detalles en su traducción audiovisual. Se excusan con el tópico de que una imagen vale más que mil palabras. Pero no deja de ser una consecuencia de aquellas vagancias infantiles que nos hacían adictos a las viñetas de los tebeos y reacios a los textos escritos. Una tendencia a lo simple que, en última instancia, nos ha empujado masivamente a sustituir el whatsapp escrito y leído por el dictado y escuchado, el antiguo mensajito sin límite por el tuitt de 14 caracteres, y la arcaica carta de correos por todo lo anterior. Nos hemos vuelto vulnerables -y manipulables- por lo fácil y cómodo, aunque ello nos obligue a modificar costumbres y olvidar los buenos modales. Modernos pero incívicos individualistas.
De igual modo, son legión los que eligen una película frente al libro del que se extrae la historia, incluso aguardan a la versión cinematográfica del mismo, a sabiendas de que el relato literario pierde riqueza, complejidad y detalles en su traducción audiovisual. Se excusan con el tópico de que una imagen vale más que mil palabras. Pero no deja de ser una consecuencia de aquellas vagancias infantiles que nos hacían adictos a las viñetas de los tebeos y reacios a los textos escritos. Una tendencia a lo simple que, en última instancia, nos ha empujado masivamente a sustituir el whatsapp escrito y leído por el dictado y escuchado, el antiguo mensajito sin límite por el tuitt de 14 caracteres, y la arcaica carta de correos por todo lo anterior. Nos hemos vuelto vulnerables -y manipulables- por lo fácil y cómodo, aunque ello nos obligue a modificar costumbres y olvidar los buenos modales. Modernos pero incívicos individualistas.