La palista ganó la gran final del slalom K1 femenino tras una bajada espectacular y terminó primera barriendo a sus rivales con 98.65 segundos, más de 3 segundos de ventaja para la segunda colocada, la australiana Luuka Jones. En tercero, Jessica Fox.
Era una bajada. La última. Una sola oportunidad dorada de volver a subir al podio olímpico. Por delante 24 puertas, seis de ellas contracorriente. Un desafío que de 100 segundos en donde están invertidos el sudor, sufrimiento, angustias, dolores, lesiones de cuatro años de duro entrenamiento con la misión de igualar o superar el bronce conquistado en Londres, cuando terminó a escazas 97 centésimas del oro.