Revista Ciencia

Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura: basura hecha música

Por Yve Ramírez @ecocosmopolita

Cuando conocí la historia de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, lo que más me emocionó fue ver el inmenso impacto que una sola persona, movida por el amor al arte, la entrega y las ganas de hacer algo positivo, puede tener en decenas de personas.

Violín de la Orquesta Reciclada de Cateura

Violín de la Orquesta Reciclada de Cateura (foto de la orquesta)

El post de hoy lo dedico a los integrantes de esta peculiar orquesta infantil, cuyos instrumentos están hechos con residuos recogidos del enorme vertedero junto al que viven. Pero sobre todo, lo dedico al hombre que ha hecho posible esta orquesta y a esa puerta hacia el futuro que él les ha sabido abrir.

Favio Chávez, el impulsor y director de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, es técnico medioambiental de formación. Un día, hace unos 10 años, llegó a Cateura, el más grande vertedero de Paraguay, para trabajar con la comunidad que ahí vive de la basura de otros, los llamados gancheros. Su objetivo, pensaba él, era dirigir un proyecto de recolección selectiva con ellos. El destino, sin embargo, le tenía guardada una misión mucho más importante, que acabaría cambiando su vida por completo.

Yve Ramírez y Favio Chávez, director de Orquesta Reciclada de Cateura

Con Favio Chávez, director de la Orquesta Reciclada de Cateura

“La vida nos da basura,
nosotros le devolvemos música…”

Favio vio que muchos de los hijos de los trabajadores se acercaban al vertedero cada día para llevarle comida a sus padres o simplemente para jugar. Pero el entorno, como en todas las grandes barriadas marginales de Latinoamérica, era hostil: drogas, violencia, delincuencia, alcohol… Entonces él, que es músico y ya había creado una orquesta y un coro con los niños de su pueblo, comenzó a darles clases de música en sus ratos libres, “para mantenerlos lejos de los problemas”.

“Cuando yo comencé esto, era ilógico para algunos, molestoso para otros, incoherente para muchos. Decían: ¿cómo un niño que no tiene para comer va a estar tocando el violín?” -Me explicaba hace unos días.  Contra viento y marea, y con infinita paciencia, Favio Chávez insistió.

A pesar de contar con algunas donaciones, pronto se vio que era imposible tener instrumentos para todos los niños que estaban interesados en aprender con él. Es comprensible la dificultad: en su pasado concierto en Barcelona, organizado por Ecoembes, el director contaba como curiosidad que un solo violín cuesta más que la casa de muchos de ellos.

“Además, iba a llegar el momento en el que los niños necesitaran una mayor disponibilidad del instrumento y nosotros hubiéramos tenido que poner prácticamente un guardia a cada chico, porque ellos no sabían cuidarlo; nunca habían tenido nada propio. Si te descuidabas, lo usaban para jugar, corrían con él, hacían cualquier cosa. No era una situación fácil y teníamos que conseguir instrumentos que pudieran tolerar ese trato. Entonces se nos ocurrió aprovechar la gran habilidad de la propia comunidad para reutilizar cosas del vertedero. Para ellos es habitual hacer una casa, juguetes, ropa y muchas cosas más con la basura. Incluso alimentan a sus animales domésticos con los restos orgánicos que ahí consiguen. Fue el  mismo contexto el que facilitó que, cuando la música se volvió una necesidad, apeláramos a la misma basura para crearla.”

orquesta reciclada de Cateura

Instrumentos con los que se puede correr (foto de la orquesta).

Ya te imaginas. Nicolás Gomez (Don Colà), un manitas de la comunidad empezó a hacer pruebas dirigido por Favio y pronto acabó convertido en un luthier de la basura. Latas, bidones, canaletas de agua, llaves, trozos de madera y hasta tenedores entre muchas cosas más, dieron forma a chelos, guitarras, violines, saxofones y para de contar.  Actualmente el taller de Don Nicolás, en Cateura, fabrica instrumentos de percusión y cuerda, mientras los instrumentos de viento los produce Don Tito Romero, un viejo maestro que, al conocer la historia de la orquesta, les ofreció su ayuda y empezó a experimentar con materiales reciclados.

La vida nos da basura,
nosotros le devolvemos música

Un buen día, la gente empezó a  interesarse en ellos: evidentemente llamaban la atención. Finalmente, y después de mucho tiempo luchando contra situaciones adversas, hace unos tres años un vídeo sobre la orquesta se hizo viral y les llegó la fama.

“En un principio los apoyos eran muy escasos. Algún músico se acercaba pero pronto me di cuenta de que los caminos eran muy distintos. Muchas veces la intención era más aprovecharse de esta idea -es muy vistoso lo que hacemos- que colaborar. Así que fuimos tomando distancia de unos y otros. Ha sido muy difícil encontrar las personas que quieren acompañarnos con el mismo espíritu con el que nosotros llevamos la orquesta: sin perder de vista que es un proyecto social, principalmente para los niños de esta comunidad, o niños de otras comunidades en situaciones similares. Si nosotros damos conciertos por todo el mundo, lo último que queremos es que esto se agote en una cuestión meramente artística.”

Orquesta Reciclada de Cateura y María Toledo

En Barcelona, con María Toledo (foto de Ecoembes)

Por esta finalidad social, la orquesta vela porque las oportunidades lleguen a todos: en cada gira pueden verse nuevos rostros. “Hacemos algo totalmente distinto a lo que haría una orquesta tradicional, que lógicamente tiene el foco en la calidad musical y mantiene siempre los mismos integrantes para llegar a un alto nivel. Nosotros rotamos constantemente a los chicos y para cada gira volvemos a empezar de nuevo. No nos importa traer niños de muy distinto nivel. porque velamos por la oportunidad por encima de la perfección musical.

Mucho más que una orquesta

“Hacemos un trabajo profundo. Después de un viaje, no despedimos a lo niños en el aeropuerto para que vuelvan a su realidad. Los acompañamos en el antes, el durante y el después. Cuando comenzaron a llover las invitaciones, sí fue un poco difícil administrar la situación y lo hicimos de forma más precipitada. Hoy en día, aunque ellos siguen viviendo en su realidad diaria, que es muy dura todavía, los niños se preparan. Cada uno de ellos participa en la orquesta, y así realiza un trabajo personal, musical e incluso espiritual y familiar que le da las herramientas para realizar ese viaje y experimentar las nuevas experiencias que representa. Y también los acompañamos y los asistimos al regresar a casa; invertimos en su educación escolar, para que puedan mejorar las condiciones de vida propias y familiares; apuntamos a que sus aspiraciones también crezcan y realmente vamos empujándolos hacia adelante, poco a poco. Si un niño está hoy en un viaje o una gira, es porque ha pasado por ese proceso.”

Yve Ramírez y la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura

Con algunos de los músicos más veteranos de la orquesta

La Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura está formada por unos 60 miembros pero ya han pasado por ella otros cuarenta. El semillero de la orquesta es una escuela que, por su parte, cuenta con unos 200 alumnos y Favio calcula que ya ha albergado al doble en sus aulas. En esta escuela, los chicos mayores enseñan ya a los más pequeños y reciben, a su vez, clases de otros profesores profesionales contratados. “El proyecto se ha instalado en la comunidad y se ha asumido que los niños tienen el derecho de acceder a la cultura, que ésta también es una necesidad básica, así como comer o vestirse, y que es una herramienta que capaz de transformar a las personas y ayudarles a acceder a una situación mejor, Sin esa transformación interna, todo lo que venga de afuera no va a tener ningún efecto ni va a representar un paso cualitativo hacia mejores condiciones de vida”.

Gracias, Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura

Conocí a la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura gracias a la película Landfillharmonic, que inauguró el 22 Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente, el FICMA -con el que comencé a trabajar el año pasado. Sólo ver el tráiler me conmovió hasta los huesos y la película me tocó al alma. Este diciembre, Papa Noel nos trajo invitaciones para el concierto que dieron en el Palau de la Música. Fui con todos los de casa, hermanas, sobrinos, algunos queridos amigos y mis compañeros del FICMA. Nadie quería perdérselo. Creo que puedo asegurar que esa noche dejó una marca en todos los que estábamos en esa sala. Es el poder del arte, de la música, y sobre todo, es la magia del ser humano: podemos ser ruines y crueles, pero también somos capaces de hacer cosas increíbles y de sublime nobleza.

Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura y Antonio Orozco

Con Antonio Orozco en el concierto en el Palau de la Música (foto de Claudio Lauria)

Al terminar la gira, que también los llevó a Sevilla y Madrid, disfrutaron por primera vez en un viaje, de una semana de vacaciones. Muchos iban a encontrarse con familiares que han emigrado a España en búsqueda de mejores oportunidades. La más pequeña de este viaje, una violinista de 8 años, pudo conocer a su abuela, que hace 15 años había llegado a Madrid para quedarse. Todo, gracias a la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura. Y a que a un hombre se le ocurrió un día, que podía hacer algo fuera de lo convencional por unos niños que vivían junto a un vertedero.


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