"Pensábamos que las posibilidades de observar algo interesante en el satélite eran pocas, por lo que no podemos estar más encantados con lo que hemos visto", afirma Ross Beyer, miembro del equipo de la sonda New Horizons (NASA).
El cañonazo
Las imágenes que, aunque fueron tomadas el 14 de julio, se recibieron el pasado 21 de septiembre y en ellas se revelaron detalles de un cinturón de fallas y un sistema de cañones situados al norte del ecuador del satélite. Destaca un gran cañón que se extiende a lo largo de 1.600 kilómetros. Si ese cañón estuviera en la misma escala en nuestro planeta, mediría casi 17.000 Km, esto es, la distancia que hay desde Madrid hasta Melbourne, en Australia.
Con lo observado, se deduce que Caronte tuvo una agitada actividad geológica. "Es como si la corteza de Caronte se hubiese roto", comenta John Spencer, del Southwest Research Institute en Boulder (Colorado).
El equipo de la sonda también ha descubierto que las llanuras al sur del cañón, llamadas Vulcan Planum, es una zona mucho más suave que la situada al norte, indicando un claro rejuvenecimiento a gran escala. Una posible explicación para esas superficies tan lisas está en la actividad criomagmática, esto es, expulsión de materiales frríos procedentes del interior del satélite.
"El equipo está discutiendo la posibilidad de que exista un océano de agua interno que al congelarse habría aumentado de volumen provocando las grietas que observamos y permitiendo el afloramiento de materiales", explica Paul Schenk, miembro del equipo de la sonda en el Lunar and Planetary Institute en Houston (Estados Unidos).
Lo mejor está por llegar
Tan solo hemos visto la historia de Caronte muy por encima, porque las imágenes a mayor resolución del satélite están todavía por llegar. A lo largo de 2016 veremos con mucho más detalle el satélite y podremos apreciar la increíble historia de esta luna.
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