Pero hoy me lanzo a la piscina. Un momento tan importante no podía dejar de compartirlo con vosotras. Es lo mínimo que os merecéis. Otras como Maca, nos han dejado vivirlo, y pronto Rebeca lo hará también. Y yo. Porque eso que véis arriba es mi sortija de pedida. El chatín y yo nos casamos.
Os podéis imaginar lo contenta que estoy. Desde el domingo tengo esta joya que es tal cual la habría soñado (el chatín, cómo me conoce): 35 brillantes + una esmeralda montados en un solitario de oro blanco. Me siento como Grace Kelly, por lo menos.
Aunque lo material desde luego es lo de menos. Lo importante es el hecho en sí. Y lo compartiré con vosotras cada semana, contándoos poco a poco de esta boda que llevo organizando desde el mes de septiembre y que tiene su final ya pronto, en junio.
Y ahora, permitidme que me vaya a la feria. A brindar por y con vosotras por este momento tan especial.
Seguid tan y tan y tan guapas.