Pero yo me hago una pregunta, ¿realmente ha muerto el terrorista más buscado del mundo? ¿Realmente con su muerte física acaba el terrorismo integrista islámico? ¿Realmente no será esta la llama que prenda un recrudecimiento de las acciones de estos terroristas contra Occidente? A mí, sinceramente, me quedan muchas dudas, porque en la locura de estos fanáticos, no ven a su líder muerto como un asesino que acaba sus correrías, sino a un mártir de la revolución, y sus seguidores pueden perfectamente aprovechar este acontecimiento para reclutar a más jóvenes idealistas que estarán dispuestos a inmolarse con tal de causar daño a su "enemigo".
Me alegro de la desaparición del terrorista, pero no creo que muerto el perro se acabe la rabia. Espero que sí, que pare esta locura de una vez, pero no lo veo tan claro. Si es por el bien de la libertad de los hombres y de los pueblos, bienvenida sea la muerte de Osama Bin Laden...