Un bar amplio pero sencillo, en el que juegan con tres colores, blanco, marrón y crema, un gran reloj minimalista de pared al inicio, un Buda al final y una distribución del espacio en el que uno, bien puede pasarse toda la tarde hasta bien entrada la noche metido en el local.
Tomar una cerveza al mediodía en su terraza interior, que parece un minibar, pasar al interior para comer en las mesas, disfrutar de una conversación en la barra del bar viendo la tarde pasar y terminar la velada comodamente en el sofá, y todo esto en un orden que va desde el exterior hasta el interior.
Diputació 225, mapa