Spotlight es la mejor película de 2015, al menos entre las nominadas al Oscar, y no puedo estar más de acuerdo. La cinta de Tom McCarthy ha tenido menos publicidad, es muy seria, pero es la obra más redonda en todos sus apartados: dirección, guión y sobre todo interpretación. En cuanto al mejor director, Alejandro González Iñárritu ha demostrado sin duda un gran dominio de su oficio con la cámara: la narrativa visual de El renacido es simplemente espectacular. Otra cosa es su contenido. Por eso la Academia de Hollywood ha preferido premiar -justamente- el guión de Spotlight por su impecable apuesta por la sugerencia, que consigue emocionar sin mostrar ni a un solo sacerdote descarriado. La gran apuesta se ha llevado el premio al mejor guión adaptado a pesar de las críticas por su "incomprensible" jerga económica. A veces el espectador peca de perezoso.
El Oscar a Leonardo DiCaprio estaba aburridamente cantado y curiosamente es discutible que lo merezca esta vez. Brie Larson hace una interpretación sobresaliente en
La habitación de un personaje complejo: roto y valiente a la vez. Como actriz de reparto, Alicia Vikander en La chica danesa demuestra una madurez sorprendente y tiene el mérito de haberle dado la réplica a un Eddie Redmayne algo sobreactuado. Muy merecido también el premio para Mark Rylance por El puente de los espías: su personaje, un agente ruso, es el corazón del mensaje humanista del film. Ninguna sorpresa en categorías que estaban más que claras: Amy es el mejor documental y Del revés la mejor película animada. Ennio Morricone impuso su estatura legendaria gracias a Tarantino y sus Odiosos Ocho, pero había otras bandas sonoras memorables este año, como las de Carol y Sicario. Para mí es un misterio que haya gustado tanto la canción de Spectre. Otro premio cantado, pero merecido, es el de mejor película de habla no inglesa: cuando ves El hijo de Saúl tienes la sensación de estar ante historia del cine.