Premios, premios y más premios..., concursos, concursos y más concursos...
Una maquinaria que no cesa, la de las competiciones musicales o torneos, que así se llaman en otros países, con todas sus connotaciones medievales, pues cada año se organizan miles y millones de concursos, cubiertos por la tv, fuera de ella, producidos por ella... dirigidos a música y músicos de todos "los colores y sabores": música clásica o moderna, música vocal o instrumental...
De piano es típico en España el de Santander, a cuya alma mater, Paloma O'Shea, tuve el placer de saludar y felicitar en el aeropuerto de esa ciudad en una ocasión. Si queréis conocer los nacionales en el siguiente enlace hay una introducción a este tipo de vida, una guía hasta por meses, para quien decida hacerse la "ruta", este no sé si llamarlo mundo, submundo (con cariño y sin tono ofensivo) o hipermundo :)
El caso es que es un engranaje sorprendente, millones de concursos, parece que el ser humano "necesita" encasillar y encasillarse, verse en un ranking, reconocer y ser reconocido, cuando muchos piensan que la verdadera esencia de la música camina por otros lares, a veces por senderos opuestos, incluso.
Esta impresionante máquina de posicionar a unos músicos encima o por debajo de otros, de cifrar, de ordenar, da lugar a que tan pronto se valore a x como se le olvide, pues el tiempo pasa inexorablemente (tu vida es tiempo VIVIDO, no lo olvides nunca) y tu eres libre de creer en que los que llegaron a la final eran los mejores o no.
Una carrera de músico se hace con el tiempo, no con los concursos, no se trata de ser el mejor en un momento puntual sino de mantenerse activo y crecer durante toda la vida, musicalmente hablando.
Los Óscar efímeros de este año, por mucho que algunos crean que la gloria musical les espera (todo pasa y nada es, dice el refrán latino) los encontraréis en el siguiente enlace, pulsa AQUI