Predestinados a encontrarse, condenados a perderse… así era como nos presentaron en su momento Oscuros, el primer volumen de la saga homónima de Lauren Kate en 2010.
Desde entonces la historia ha continuado con El poder de las sombras, La trampa del amor, La eternidad y un día –libro que no sigue el hilo principal pero que tiene relación con algunos de los personajes- y La primera maldición (a la venta en noviembre y último de la saga).
Aunque había leído muchas reseñas no demasiado positivas, me convencí en leerlo olvidando cualquier prejuicio/mala opinión que pudiera tener y descubrir así que me podía ofrecer Lauren Kate.
Leed con tranquilidad, no hay spoilers (salvo en la sinopsis del segundo libro).
El origen de esta historia se remonta a cientos de años antes y se ha repetido cada diecisiete años.
Daniel y Lucinda están condenados por algo que ocurrió hace muchos años. Nunca
podrán estar juntos. Daniel debería pagar el resto de la eternidad vagando por la tierra como ser inmortal y Lucinda se reencarnaría una y otra vez sin recordar su identidad. Su historia de amor estaba condenada a terminar en tragedia porque, a lo largo del tiempo, cada vez que Daniel le revelara a Luce -en cualquiera de sus distintas vidas- su verdadera identidad, ella moriría en el acto…
Oscuros comienza con un prólogo que narra desde la perspectiva de Daniel un encuentro entre él y Luce en 1854 con un final no muy feliz. Años después Luce llega a una especie de reformatorio a causa de la muerte de un amigo suyo durante el verano en el que parece que estuvo implicada, y desde su punto de vista veremos como son sus primeros días en la institución y su encuentro con Daniel y el resto de compañeros.
Hubiera sido mucho más interesante si la historia hubiera sido narrada desde la perspectiva de Daniel porque Luce es superficial, muy egoísta y tremendamente inmadura. No me ha gustado su actitud en ningún momento, incluso en algunas ocasiones llegaba a ser incomprensible. Después de lo que pasó con su amigo Trevor, de ver como moría, una puede pensar que se encuentra un poco traumatizada, ¿no? Pues prácticamente todo lo contrario. Sólo pensaba en Daniel. Entiendo que deba ser así por el pasado que han tenido juntos pero para mí ha sido demasiado. Los demás personajes tampoco me han despertado demasiada simpatía, ni siquiera Daniel, quien tendría mucho que decir pero que no se le da voz.
Además de los personajes –Luce, en particular-, tampoco me ha acabado de convencer el ambiente en el que se desarrolla la historia, el instituto-reformatorio, al que pienso que podía habérsele dado mucho más juego. De todos modos la idea general del libro y de la saga en general (aunque peca de ser muy introductorio y apenas se avanza) me ha parecido buena y es una de las razones por las que me leí el segundo libro. Otra de ellas es el final de la novela que, con escenas llenas de acción y algún que otro secreto desvelado, incita a leer el segundo libro.
«Él hizo lo que ella le había pedido. La miró a los ojos y le dijo, muy lenta y claramente, para que sus palabras no dieran lugar a equívocos:
- Hasta esta semana, no me has visto jamás.»
Los desterrados quieren secuestrar a Luce y así chantajear a ángeles y demonios a cambio de ganarse un nuevo acceso al cielo. Daniel y Cam son conscientes del peligro que corre Luce y
pactan una tregua de dieciocho días para trabajar juntos y poder dar caza a los desterrados. Durante este tiempo, además, deciden esconder a Luce en Shoreline, una exclusiva escuela en la que conviven humanos y Nephilim -descendientes de ángeles que la protegerán-. Steven y Francesca, los profesores de los Nephilim y, demonio y ángel respectivamente, enseñan a Luce que las sombras que la acechan, los Anunciantes, pueden mostrarle imágenes de sus múltiples pasados. Gracias a ello, Luce pronto entenderá muchas de las cosas que Daniel no ha querido contarle.
El poder de las sombras, el segundo libro de Oscuros, cambia totalmente el ambiente en que los personajes se encuentran: de un reformatorio a un instituto de élite con la peculiaridad, además, de que parte de los alumnos son Nephilim. Este nuevo instituto me ha gustado algo más, incluso sus diferentes compañeros se comportan como los típicos alumnos del lugar, que lejos de molestar, ayudan a que la historia sea un poco más creíble.
Sin embargo, la historia tampoco llega a avanzar lo suficiente, no se desvelan grandes incógnitas en cuanto a qué es lo que realmente sucedió entre Luce y Daniel para que estén condenados. No se dice pero se intuye desde el principio, por lo tanto, he leído esperando con ansias que llegará el momento en qué todo saliera a la luz y decepciona cuando acaba el libro dejándome en ascuas. ¿Y cómo se comporta esta vez Luce? Peor, se pasa más de las tres cuartas partes del libro mostrando un vez más su inmadurez, su bipolaridad y su egoísmo, no dándose cuenta de la verdad aunque la tenga delante y le suceda lo mismo una y otra vez. Afortunadamente, los personajes secundarios resultan más atractivos y hacen más ameno el monólogo interior de Luce. En cuanto a Daniel, una vez más he sentido como lo dejaban a un lado de la historia cuando podía haber tenido la oportunidad de arrojar un poco de luz.
¿Pero mejora la historia? Un poco sí. Soy sincera: el final del segundo libro, aunque no me gustara nada porque una vez más de demuestra lo inmadura que es Luce y lo poco comprensibles que son sus acciones, me dejó ciertos resquicios de curiosidad morbosa por saber como iba a continuar la historia. Pero quiero leer demasiados libros que me interesan más y, por tanto, no voy a seguir con Oscuros -a no ser que alguien me asegure que la historia da un giro y mejora muchísimo, entonces me lo pensaría-.
Lauren Kate creció en Dallas, fue al colegio en Atlanta, y empezó a escribir en Nueva York. Ha trabajado como editora de literatura juvenil en HarperCollins y