Restaurante Osmosis lleva ya 10 años sirviendo menús degustación. Un década dedicada a dar gusto al paladar con sus elaboraciones en la cocina y con sus escogidos vinos para maridar y que ha conseguido mantener un nivel alto.
El comienzo es la materialización del proyecto de dos amigos, Frederic Fernández en los fuegos y Nacho Montes en la bodega. Ubicado en la céntrica calle Aribau número 100 de Barcelona, heredaron el nombre de un anterior restaurante en el mismo lugar que apostó por la cocina molecular. Desde el momento en que cogieron las riendas se preocuparon siempre de cuidar los detalles que han hecho que sean parte de su identidad. Detalles sutiles, casi imperceptibles pero que marcan la diferencia: hasta los aderezos son seleccionados a conciencia, distintos, incluso pueden llegar a ser imperceptibles si no te fijas. Pero están.
Disfrutamos del menú “El millor març” en su formato de 7 platos.
Entramos ya en materia con el primer plato que además es fijo en su menú largo y que dado su éxito han decidido dar siempre la oportunidad de probarlo: Foie micuit con manzana a la vainilla.
Continuamos con arroz en su punto combinado con un buen producto de temporada como son los guisantes de Llavaneres.
Después del arroz, el pescado.
Un pescado de roca, Salmonetes, que no suele servirse por la cantidad de espinas que tiene, haciéndolo desagradable si no está bien limpio. Es posible que el trabajo que comporta presentarlo en condiciones provoque no incluirlo en las cartas de muchos restaurantes. Una lástima perdérselo por su finura. Eran de Roses y servido con un bizcocho con cacahuetes, espinacas frescas y miel. Deliciosos junto con el cava que solo se puede degustar en Osmosis, un Brut Nature de Xarel.lo, Macabeo y Parellada, bautizado con el mismo nombre del restaurante.
Llega el último plato antes de los postres que confirma un acertado orden de servicio.
Cordero confitado con naranja sanguina caramelizada y leche de oveja. 24 horas al vacío a 65 grados es el tiempo que se necesita para llegar a que el cordero conserve todo su jugo y quede tan tierno como el que probamos. Muy llamativo por sus colores, la naranja le aportaba un punto de acidez perfecto con el dulzor de la espuma de leche. Una mezcla adecuada y redondeada por un vino francés, Racine Pinot Noir.
Los postres estaban a la altura del resto del menú: sublimes. Aún siendo muy distintos, los dos mantenían un equilibrio. En su punto, dulces pero sin saturar. Texturas de manzana con sidra y yogur de pimientas, que otorgaba una mezcla de sabores contradictorios que en este postre encontraban la armonía y chocolates con especies y frutos secos, en el que diferentes proporciones de cacao se manifiestaban en texturas desiguales.
Un menú muy sobresaliente que me hace reflexionar sobre la cantidad de platos que seguramente no han sido elegidos pero serían dignos de estar en la palestra. De los que probamos, no dejaría ninguno de lado, y hago especial hincapié en su gran acierto con el maridaje.
Osmosis tiene dos plantas divididas en pequeños reservados de máxima capacidad de 12 personas, garantizando así la total intimidad para los grupos, pero también para cenas románticas o comidas de negocios que necesiten total discreción. Durante todo el año, para celebrar su décimo aniversario, variarán durante la segunda quincena de cada mes el menú ofreciendo su mejor selección. Los menús degustación tienen dos opciones: el largo de 7 platos y un precio de 55 € o 85 € con maridaje y el corto, de 5 por 38 € o 60 € maridado.
Os recomiendo el largo, que es el que nosotros tomamos y con maridaje para sacar el máximo provecho. En Abril habrá platos diferentes, ninguno estoy convencida de que ninguno será despreciable.