En la Puerta del Sol, desde hace relativamente poco tiempo, aunque su presencia parezca más añeja que el tocino de algunos cocidos de garbanzos, nos encontramos el emblemático grupo escultórico del Oso y el Madroño, muy socorrido a la hora de decidir punto de encuentro en Madrid, y con el que "los gatos" se sienten tan identificados.
En realidad se trata de una abstracción de las armas que componen el escudo de la ciudad: un oso rampando, herguido y apoyado sobre el tronco de un madroño frutado.
El oso está presente en el escudo de la ciudad desde el siglo XIII, por decisión de Alfonso VIII. En cuanto al madroño, más reciente, vendría a representar un viejo conflicto de la Villa con la Iglesia, a la hora de repartirse la posesión de los montes.Ambas cosas: osa (porque parece ser que se trata de una osa) y madroño, habrían sido elementos antaño muy presentes, entre los componentes de la flora y fauna madrileña. Ni que decir tiene que ambos habrían venido muy a menos, hasta el punto de extinguirse los osos, fuera del recinto de los zoos que los albergan.
Aún así llama poderosamente la atención la presencia de tanta osa en el escudo de la comunidad de
Madrid: en este sentido no debemos olvidar que las siete estrellas que lo rodean y que también lucen en su bandera, representan a la constelación de la Osa Menor.