No es la primera que tuve, pero sí la más antigua de mis versiones de Bálticos. Apareció en 1983, dentro del segundo monográfico de Poesía sueca contemporánea que el gran Francisco Uriz publicó en Litoral. Y fue el regalo de cumpleaños que Carlos Pardo me dio en 2008, cuando él tenía bigote y yo sobrepeso.
No es la primera que tuve, pero sí la más antigua de mis versiones de Bálticos. Apareció en 1983, dentro del segundo monográfico de Poesía sueca contemporánea que el gran Francisco Uriz publicó en Litoral. Y fue el regalo de cumpleaños que Carlos Pardo me dio en 2008, cuando él tenía bigote y yo sobrepeso.