Ostia, puerto de Roma

Por Carlos Thode Mayoral

Ostia Antica (del latín ostium, puerto), fue fundada hacia el siglo IV a.C. en la desembocadura del Tiber al lado de unas salinas, recurso muy preciado ya que, junto con la miel, era el único conservante de la época. En su origen, su función no era la de ser puerto de la ciudad, sino un asentamiento fortificado que controlara el acceso al río y evitara incursiones piratas. Fue adquiriendo importancia estratégica, llegando a salir de aquí las legiones al mando de Escipión para la conquista de Hispania.


Con los emperadores, Ostia recibiría un impulso comercial, incrementando su tamaño y la importancia de sus edificios públicos.Con el tiempo, debido al continuo depósito de aluviones, se construyó otro puerto un poco más al norte, aunque las oficinas comerciales, los edificios administrativos y los centros de culto siguieron estando ubicados en ella. La ciudad llegó a tener un altísimo nivel de vida hasta el siglo III, cuando la paulatina decadencia del imperio la afectó, sufriendo el saqueo de los visigodos y de los vándalos en el siglo V. Terminó siendo abandonada, y gran parte de sus mármoles se utilizaron para edificaciones posteriores como las catedrales de Orvieto y Pisa. Sin embargo, hoy día es uno de los mejores ejemplos de una ciudad romana en Italia después de Pompeya y Herculano.

El acceso es muy sencillo, cómodo y barato, ya que se puede coger el metro hasta la parada Pirámide y allí tomar un tren de cercanías hasta Ostia Antica. Después solo hay que andar unos ocho minutos hasta la entrada.Ostia es lo suficientemente grande e interesante como para tenernos entretenidos desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde (sobre todo al que le guste la arqueología), por lo que conviene llevarse un bocadillo para comer en alguno de los bonitos rincones que posee. Es muy recomendable visitarla sin lluvia, ya que tiende a embarrarse.

Vía Ostiense

La Vía OstienseEra la carretera que unía la ciudad con la capital. Pasaba junto a importantes establecimientos agrícolas, por lo que podemos suponer que tendría un denso tráfico.

Calle de las tumbas

En cualquier ciudad romana, la necrópolis se encontraba extramuros a lo largo de las vías principales. Cuando su número aumentaba, podían aparecer calles paralelas, como es el caso de la Vía de las tumbas.

Mosaico de las Termas de Los Carros

Terme dei Cisarii o Termas de Los Carros

Así llamada por aparecer varias representaciones de carros en su mosaico principal. Debido a ello, se piensa que podría haber sido el lugar de ocio del gremio de transportistas. Edificado durante el reinado de Adriano, el edificio disponía de numerosas habitaciones decoradas con mármoles y mosaicos.

Decumano máximo

Como todas las ciudades romanas cuya orografía lo permitiera, Ostia disponía de su trazado en damero de origen griego, con calles norte-sur (cardo) que se cruzaban con otras este-oeste (decumano). El Decumano Máximo (la principal de las calles este-oeste) estaba flanqueado por tiendas porticadas que permitían el paseo a cubierto de la lluvia o el sol.

Palestra de los baños de Neptuno

Baños de Neptuno

Financiado por el emperador Adriano con dos millones de sestercios, es especialmente importante por sus mosaicos bicolor con motivos mitológico-marinos.

Mosaico de Anfítrite, esposa de Neptuno, sobre un hipocampo

Patio del cuartel de la guardia urbana

Cuartel de los vigiles
El cuerpo de vigiles era la guardia que tenía una doble función; por un lado, se encargaba de labores de policía, principalmente de la vigilancia nocturna; pero su función más importante era la de bomberos. Los edificios romanos utilizaban mucha madera, por lo que los incendios estaban a la orden del día. Cualquier descuido podía hacer desaparecer media ciudad entre las llamas. Los vigiles se encargaban de la prevención ante cualquier riesgo, y su función era auxiliada por los aquarii, que se encargaban del mantenimiento de las fuentes públicas. Si a pesar de la continua vigilancia se declaraba un incendio, este se intentaba apagar cuando todavía era pequeño, para lo cual contaban con la ayuda de los sparteoli, esclavos que transportaban cubos de esparto embreado y que formaban una larga fila desde la fuente más cercana, donde los cubos se llenaban de agua, hasta el incendio, donde esta se lanzaba. Si el incendio comenzaba a adquirir proporciones peligrosas, la única solución era derribar los edificios de alrededor con la esperanza de que el fuego no se extendiera, para lo que utilizaban una herramienta llamada dolabra, un pico con un hacha. Esta herramienta ha pasado a formar parte del escudo de los bomberos de todo el mundo. Esta circunstancia fue aprovechada por individuos sin escrúpulos para especular. Se dice que el dinero del hombre más rico de la Roma republicana, el Cónsul Craso, procedía de la compra, a precio de saldo, a sus angustiados dueños, de los inmuebles a punto de derribarse durante los incendios.

El edificio era bastante amplio y tenía dos plantas. Disponía de dormitorios para los oficiales, unas letrinas, algunas tiendas y un altar.


Fullonica

La Fullonica, era una lavandería-tintorería de grandes dimensiones del siglo II. Lo que más destaca en ella son las pilas para el lavado y tintado de las telas. Disponía de un sistema de calefacción para poder utilizar agua caliente en las operaciones que lo requiriesen. Una serie de grandes vasijas permitían a los operarios saltar sobre ellas para golpear la ropa y lavarla al estilo tradicional.

El Teatro

Fachada de las gradas del teatro

Aunque el primer teatro de la ciudad parece haberse edificado a finales del siglo I a.C., el que podemos ver hoy es una extensa reconstrucción del teatro del siglo II. Una de las diferencias más notables con los teatros griegos era el acceso de los espectadores a las gradas a través de pasillos que transcurrían bajo ellas. El edificio fue sufriendo diversas modificaciones; algunas para permitir la celebración de pequeñas luchas de gladiadores (hay que tener en cuenta que construir un anfiteatro era tremendamente caro, y los grandes espectáculos ya se celebraban a una distancia razonable, en Roma), también se modificó para celebrar algunos espectáculos acuáticos de ninfas y nereidas (chicas semidesnudas, o a lo mejor no tan "semi"), llegando el agua de un par de cisternas alojadas bajo las gradas. Finalmente, parece que fue reformado en tiempo de los godos para convertirlo en un cuartel.


Máscaras de teatro

Foro de las Corporaciones

Oficinas del foro de las Corporaciones

Frente al teatro se encontraba el Foro de las Corporaciones, así denominado porque era el lugar donde los mercaderes más importantes de Ostia tenían sus despachos, frente a los cuales, cada uno disponía un mosaico relativo a su negocio, lo que nos ha permitido conocer a que se dedicaban muchos de ellos: comerciantes de cordelería, muy importantes en una ciudad portuaria, curtidores, navegantes, comerciantes de trigo, armadores de varias ciudades, mercaderes de marfil de Libia...
En el centro del foro se encuentra un templo dedicado a Ceres, hermana de Júpiter y diosa de la agricultura y la fecundidad. La estructura del edificio es la típica romana, con un alto podio y una escalinata frontal. Según el arquitecto romano Vitruvio, las escalinatas de los templos debían tener un número impar de escalones, para comenzar a subir y llegar arriba con el pie derecho, ya que empezar o acabar con el pie izquierdo era augurio de mala suerte.

Templo de Ceres en el Foro de las Corporaciones

Domus de Apuleyo. Mosaico de Medusa

Mitreo de las 7 Esferas

La Casa de Apuleyo fue edificada en época republicana, aunque se restauraría en el siglo II, cuando en las cañerías de plomo se pondría un sello con el nombre de su nuevo dueño: L. Apuleius Marcellus. Se piensa que se trataba del escritor Lucio Apuleyo, autor del magnífico relato El Asno de Oro, ya que se sabe que este personaje vivió en Ostia hacia el año 150. El Asno de Oro cuenta las desventuras de un muchacho que se ve convertido en burro por jugar con la hechicería, una obra maestra de la novela picaresca. Los suelos de la vivienda lucían mosaicos en blanco y negro.
Asociado a esta casa se encuentra un pequeño santuario llamado Mitreo de las Siete Esferas. Como indica su nombre, el santuario estaba dedicado al dios Mitra, y su nombre procede de siete semicírculos dibujados en su pavimento, que corresponderían a las siete puertas del cielo que el creyente tiene que atravesar para alcanzar la purificación.

La tahona de la calle de los molinos

En la via dei Molini se encontraba una tahona del siglo II. El edificio contaba con varios molinos de piedra de lava que eran movidos por animales para convertir el trigo en harina; en otro de los espacios se trabajaba la masa y se cocía en un gran horno del que apenas queda rastro. Los alimentos se vendían en tiendas que daban a la calle.

Edificio de Diana

Reconstrucción de la ínsula de Diana. Según Italo Gismondi
en Guido Calza: Le origini latine dell'abitazione moderna (1923)


El llamado edificio de Diana es un excelente ejemplo de ínsula romana, o edificio de vecinos con varias plantas y tiendas a la calle. Disponía de un retrete comunitario y de escaleras de madera para el acceso a los pisos superiores. En algunas de las viviendas, las paredes estaban pintadas con diseños florales de rojos y verdes sobre blanco y amarillo. Los techos eran abovedados y los suelos de mosaicos o de basalto. También contaba con un gran aljibe y con sistema de drenaje de aguas.

Fachada norte del termopolio

Mostrador del termopolio

El Thermopolium era un bar para la venta de comidas y bebidas calientes; como un establecimiento de comida rápida. Sus principales clientes eran personas que no disponían de una cocina privada, como viajeros de paso que, por tratarse de un puerto comercial, serían numerosos; lo que no quiere decir que no acudieran a él los lugareños que no desearan cocinar ocasionalmente o buscaran alguna de sus apetitosas especialidades en un día de fiesta  Este era amplio, por lo que podemos suponer que sería bastante popular.

Interior del termopolio

El negocio parece que se abrió en el siglo III en un edificio del siglo II. Disponía de varias entradas, un mostrador de albañilería con jarras empotradas (llamadas dolia) para almacenar la comida caliente, un patio trasero refrescado con una fuente donde se montarían algunas mesas para comer in situ, y una escalera que llevaba a una bodega subterránea. El local estaba decorado con pinturas de vegetales, pájaros e instrumentos.

Foro Capitolino desde el Capitolium

El Foro Capitolino era el foro central de Ostia, ubicado en el cruce entre el Cardo Máximo y el Decumano Máximo. Aquí se encontraban los edificios religiosos y civiles más importantes: la Curia (el Ayuntamiento), una basílica (edificio administrativo y judicial), el templo de la diosa Roma y el Capitolio. De estos edificios apenas queda rastro, ya que al ser los más lujosos, también fueron los más saqueados. La plaza habría estado adornada con estatuas y llena de vida.

Capitolio

El Capitolio es el edificio más completo del foro. Construido por el emperador Adriano, fue el templo más grande de Ostia. Estaba dedicado a la Triada Capitolina: Júpiter (padre de todos los dioses), Juno (su esposa y diosa protectora del Estado) y Minerva (diosa de la guerra). Se calcula que habría medido unos 20 metros, y sus paredes habrían estado recubiertas de mármol.

Horrea Epagathiana

El Horrea Epagathiana era un almacén que pertenecía al comerciante Epagato, probablemente de origen griego y del que deriva su nombre. Disponía de amplias habitaciones, alrededor de un patio, que guardarían valiosas mercaderías. Hoy día no pueden visitarse, ya que se utiliza como almacén de objetos arqueológicos; aunque su portada bien merece una foto.

Templo de Hércules

Estatua de C. Cartilius Poplicola

El Templo de Hércules, como santuario de su patrono, habría sido el más visitado por los comerciantes. El verano habría sido la época más segura para las transacciones marítimas; cualquier trayecto realizado en otra época estaba sujeto a grandes incertidumbres, ya que no todas las rutas disponían de puertos seguros para refugiarse en caso de tormenta; fe de ello da el gran número de pecios (barcos hundidos) que se muestran en los museos marítimos.

Hércules también habría sido adorado por los comandantes como patrono de la flota militar.

En el templo se encontró una escultura de un tal C. Cartilius Poplicola, un importante personaje de la ciudad, probablemente alcalde, con apellido de origen etrusco. Se cree que el templo de Hércules fue edificado por su padre.


Domus de Eros y Psiquis

Eros y Psiquis



La Casa de Eros y Psiquis recibe su nombre de una escultura que se encontró en su interior que representa al pequeño dios Cupido (dios romano del amor procedente del Eros griego) besando a su esposa Psiquis, ambos eternamente infantes. Probablemente el dueño de la vivienda sería un admirador de la obra de Lucio Apuleyo, ya que en su novela "El Asno de Oro", este relata la hermosa leyenda de dicho dios. Según esta narración, Psiquis era la hija pequeña de un rey de Anatolia. Era tan bella, que la gente la consideraba una diosa, y la visitaba para rendirle culto. La diosa Afrodita, celosa, pidió a su hijo Eros, que la hiciera enamorarse con una de sus flechas del ser más abyecto de la tierra para que sufriera el resto de su vida. Sin embargo, cuando Eros la vio, se enamoró de ella; y tras una serie de aventuras dignas del mejor cuento de hadas, ambos se casaron en el Olimpo. Se convirtieron en símbolo de amor eterno.

Sala circular de las Termas de los Siete Sabios

Pintura de las Termas de los 7 Sabios

Las Termas de Los Siete Sabios se han denominado así por que en una de las habitaciones se encontraron unas pinturas de varones con los nombres de algunos de los que la tradición llama los Siete Sabios de Grecia: Solón de Atenas, Tales de Mileto, Bias de Priene, Cleóbulo de Lindos, Quilón de Esparta, Pítaco de Mitilene y Periandro de Corinto. Teniendo en cuenta que los baños públicos no eran solo un lugar para el aseo y el reposo del cuerpo, si no también para la discusión filosófica, la poesía y el conocimiento, es un lugar muy apropiado para que aparezcan estos siete símbolos de sabiduría clásica.
En las letrinas del edificio se encuentran en las paredes textos de carácter irónico, como "Solón se frotaba el vientre para cagar bien" o "Quilón enseñaba como ventosear silenciosamente".

Pintura del frigidario de las Termas de Los Siete Sabios

Capilla de Las Tres Naves

De la Capilla de Las Tres Naves se sabe que era un espacio sagrado, ya que tiene un mosaico con un altar, pero se desconoce a que dios estaba dedicado.

Casa del Ninfeo

Mosaicos de opus sectile de la Domus del Ninfeo

La Casa del Ninfeo es un edificio del siglo II que sufrió una reestructuración en el siglo IV. Cuando la ciudad comenzó a despoblarse, algunos señores ricos aprovecharon para comprar inmuebles y adaptarlos a sus necesidades. Crearon ambientes agradables con patios y pórticos y decoraron suelos  y paredes, convirtiéndolas en mansiones señoriales. Pero en este edificio la estructura original no se pudo disimular, quedando todavía visibles las tiendas que daban a la calle.


Mosaico de la Casa del Ninfeo

Taberna de los pescaderos

La Taberna de los Pescaderos era realmente una pescadería del siglo III, con su mesa para cortar la mercancía. La presencia de restos de un horno sugiere que venderían el pescado tanto crudo como precocinado. Tal como se ve en la foto, en el mosaico del suelo hay un delfín comiéndose un pulpo, con la inscripción "Inbide, calco te", "envidioso, te desprecio", que seguramente responde al echo de que los delfines auyentaban la pesca.


Termas del Foro

Hornos bajo el suelo

Las Termas del Foro se encontraban en el centro de la ciudad, y eran las más importantes por su extensión. Los muros habrían estado revestidos de mármol y los suelos cubiertos de mosaicos, mientras las ventanas habrían estado tapadas con vidrios sobre marcos de madera; también se encontraron algunas esculturas de dioses. Los clientes se cambiarían en los vestuarios (apodyteria), y luego podrían haber escogido realizar ejercicios en la palestra, tomar un baño frío en el frigidarium, baños de sol en el heliocaminus, sudar un poco en el sudatorium, descansar y conversar en el tepidaria (una sala templada) o darse un baño caliente en el caldarium. Los elementos imprescindibles eran el agua y el calor. El agua se conseguía del Tiber; mientras que para generar el calor había una serie de hornos (praefurnia) que calentaban tanto el agua como el aire, que pasaba a través de unas tuberías incrustadas en las paredes de aquellas habitaciones que debían tener una temperatura cálida.

Sistema de tuberías para el aire caliente incrustado en las paredes

Casa de la Fortuna Annonaria


La Domus de la Fortuna Annonaria pertenecía, sin duda, a una familia pudiente; tanto por su amplitud y distribución (tiene más de quince habitaciones) como por las esculturas encontradas en su interior, una de las cuales (la de la foto) le da el nombre. La diosa Fortuna simbolizaba la suerte, tanto buena como mala, y sus emblemas eran una rueda (la rueda de la fortuna) cuando aludía a sus cambios, o un cuerno de la fortuna (como aquí) cuando se distinguía su parte positiva. En ocasiones aparecía junto a la pequeña diosa Ocasión, a la que se representaba sin pelo por su parte de atrás, por entenderse que la fortuna es algo difícil de atrapar, como difícil es de coger por los pelos a alguien calvo. De ahí procede la frase "la ocasión la pintan calva". 
Puesto que Annona era la diosa de las cosechas, podemos suponer que la vivienda pertenecía a un terrateniente o a un comerciante de grano.

Hay mucho más que ver y disfrutar en Ostia y es más que probable que te alegres de conocerla. Si la visitas, brinda por Fortuna y quizás tengas un día soleado aunque sea invierno.