TRÍPOLI, agosto 30.— Los opositores armados dieron este martes un plazo hasta el sábado para la rendición de Sirte, ciudad natal de Muammar al-Gaddafi, sometida hace días a los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para debilitar su resistencia, mientras voceros de la Alianza reconocían que el líder libio aún tiene capacidad de comandar y controlar a sus tropas.
Portavoces de los alzados contra Gaddafi aseguraron que continúan las negociaciones, pero hasta ahora no han conseguido doblegar la voluntad de los jefes tribales de Sirte, por lo que es previsible libren una feroz batalla de al menos diez días, según sus propias estimaciones.
A la par del presunto diálogo, la OTAN continúa bombardeando esa zona costera (360 kilómetros al este de Trípoli) como instrumento de presión y apoya a los insurgentes en la cacería de Gaddafi, dos de sus hijos y otros familiares y colaboradores cercanos.
Autoridades del CNT alegan que el líder libio y dos de sus descendientes podrían estar refugiados en Sirte, mientras un tercero supuestamente murió al sur de Trípoli, según algunos trascendidos no reconocidos oficialmente.
Desde la sede de la Alianza en Bruselas, la vocera Oana Lungescu dijo este martes que la misión del bloque militar continuará «mientras sea necesaria», en tanto otro portavoz, el coronel Roland Lavoie, reconoció que Gaddafi todavía mantiene la capacidad de «comandar y controlar los movimientos de las tropas y de las armas, así como el despliegue de esas armas».
Según las observaciones de la Alianza, las tropas de Gaddafi que se retiran lo hacen de manera ordenada hacia las segundas mejores posiciones, desde donde pueden continuar la guerra, precisó Lavoie desde el cuartel general de la operación en Nápoles (sur de Italia).
Lavoie estimó, por su lado, que el fin de la misión de la OTAN no depende de la suerte de Gaddafi y de su eventual captura sino de la «evaluación de la situación de seguridad», lo que puede ser interpretado como la intención de continuar las operaciones militares aun después de la caída efectiva del líder libio y del dominio por las fuerzas opositoras.
La Alianza Atlántica también mantienen sus ataques en Bani Walid, al sudeste de Trípoli y otro de los lugares donde los insurgentes sospechan podría encontrarse Gaddafi. Allí se atacaron dos centrales de comando y un almacén de municiones y sobre la localidad volaron 42 aviones de combate en las últimas 24 horas. También continuaban los bolsones de resistencia al sur de la capital.
Este jueves está prevista la realización de una conferencia denominada Amigos de Libia, en París, para garantizar más respaldo financiero y diplomático al CNT, reconocido por las principales potencias occidentales como el representante legítimo del pueblo libio. Hasta este martes contaba con el compromiso de asistencia de 60 países y organizaciones.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, serán los anfitriones de la reunión que tendrá lugar en el Elíseo, sede de la presidencia gala, y a la que también asistirán el jefe de Gobierno de Canadá, Stephen Harper y su homóloga alemana, Angela Merkel. Participarán igualmente el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton.