OTELLO DE VERDI. Palau de les Arts. 1/6/2013. LA ESPIRAL DE LOS CELOS

Publicado el 03 junio 2013 por Miguelb


VI Festival del Mediterrani. Otello (Verdi). Palau de les Arts. 1/6/2013Gregory kunde / Maria Agresta / Carlos Álvarez / Marcelo Puente / Mischa Schelomianski / Mario CerdáSeung Pil Choi / Cristina Faus / Boro GinerDirección de escena e iluminación Davide LivermoreEscenografía Davide Livermore / Giò Forma Production DesignVestuario Mariana Fracasso / Davide LivermoreEscolanía de la Mare de Deu dels Desamparats. Director Luis Garrido Coro de la Generalitat Valenciana. Director Francesc PeralesOrquesta de la Comunitat Valenciana. Dirección musical Zubin Mehta------------------------------------------------------------------------------Un preámbulo al estreno con presencia institucional, tanto local como estatal: la responsable e implicado en este Festival del Mediterrani ya lo hicieron, y ayer fueron los trabajadores los que reclamaban más participación efectiva de las instituciones para salvar, en este caso, su precaria situación y la continuidad de lo ya conseguido con este proyecto en el caso de los primeros. Esperemos que la citada presencia sirva para conseguir estos objetivos.

Un escenario circular único para reflejar la "espiral de los celos" y un núcleo con movilidad para crear el marco donde se desenvuelven las principales situaciones de la trama. Esta es la propuesta escénica que Livermore ha creado para llevar a cabo su ideas del Otello de Verdi. Ideas que funcionan en lo teatral e impactan en lo visual. La relación de la pareja de amantes adquiere un tono más erótico en el dúo del primer acto y Desdemona lo pone de manifiesto en su gran escena con la que se inicia el ultimo, donde en su ensoñación adopta una postura receptora de quien es su objeto de deseo. Quizás en el empeño de actualizar la acción, se refuerza la idea de la relación física como elemento que puede llevar a un desenlace tan visceral, haciendo notorio el alejamiento físico en la conclusión de la escena final. En el momento del aria "Dio mi potevi", Livermore sitúa a Jago en un plano superior imitando los gestos de Otello mientras este desgrana sus torturados pensamientos, lo que define, aún más si cabe, la pérfida personalidad del intrigante alférez. El director italiano se apunta otro tanto más en su segundo trabajo escénico para el Palau de les Arts, ayudado por el juego de iluminación y demostrando que la falta de presupuesto puede ser un acicate para la imaginación al servicio del juego teatral.
En el apartado de vestuario no siempre se acertó, estando su lado más negativo en el asignado al coro. Los protagonistas principales tuvieron mejor suerte en este aspecto.

Con referencia a la parte musical y vocal se consiguió sacar adelante la obra con un alto nivel de excelencia con algunas consideraciones muy marginales que no consiguieron deslucir un espectáculo sobresaliente en muchos sentidos.
Kunde compone un Otello muy personal, su experiencia belcantista le permite cantar todas las frases con pleno dominio de la voz, atractiva y punzante en los fortes y matizada en las medias voces, llevando al Moro a su terreno y consiguiendo un triunfo ratificado con una merecida ovación, aún no teniendo la voz que se supone es la adecuada para representarlo, su Otello convence plenamente.
Agresta demostró sus dotes verdianas por voz, estilo y dominio del canto y su Desdemona fue un recital de belleza vocal en todos los tramos de la tesitura que requiere su parte.
Carlos Álvarez regresaba con un papel comprometido después de su interrumpida carrera por los problemas con sus cuerdas vocales. Compuso un Jago espléndido, cantando sus frases con la voz verdiana que le aupó a lo más alto, se quedó un poco corto en el "Credo" donde se pudo detectar un pequeño contratiempo vocal, que no empañó el resultado final. Se emocionó al recibir el aplauso del publico, y no es para menos después de su larga recuperación...quizás papeles más ligeros le ayuden en esta travesía.
Marcelo Puente cumplió como Cassio sin especial relevancia, que sí la tuvo la actuación de Mario Cerdá como Roderigo, que se va afianzando como un valor a tener en cuenta en próximos retos que se le presenten. Destacable también Cristina Faus en su corto cometido como Emilia, como demostró en su intervención en el concertante con el que concluye el tercer acto y en la parte final de la ópera. Los niños componentes de la Escolaía sin destacar especialmente cumplieron con su intervención. Tanto el Lodovico de un dicreto Schelomianski, el Montano de un eficaz Pil Choi como el Heraldo de Boro Giner fueron resueltos con mayor o menor oficio.
El excelente coro titular estuvo magnífico por empaste e implicación, con alguna leve estridencia en el inicio de la obra, perfectamente corregible en las sucesivas representaciones.
La orquesta emblema de nuestra comunidad que tan altas cuotas de excelencia ha adquirido en todo este tiempo, sonó admirablemente bien, pero habrá que poner algo de empeño en mantener esas altas cotas...
La dirección de Mehta fue eficaz, solvente y contrastada. Eficaz acompañando y concertando, solvente en la  respuesta que consigue de la orquesta y contrastada, quizás en exceso, lo que le restó un punto de unidad al discurso dramático, no impidiendo que su sabiduría le llevara a un balance final muy satisfactorio.
Una gran velada operística que debería hacer pensar a los ilustres invitados que un esfuerzo de este calibre con unos resultados tan notables bien merece ser tenido en cuenta a la hora de repartir compensaciones.