Cuando avanza el otoño inicio mi segunda visita a la Basílica de San Juan de Baños, para ver el contorno y la iglesia en esta época del año. Camino desde Venta de Baños a Baños por la amplia acera, que se encuentra al lado derecho de la carretera, escoltada de arbolitos que desparraman sus hojas por las cavidades que limitan su perímetro. De especial belleza son las hojas que permanecen en los árboles desde que nacieron en primavera, y languidecen en el preámbulo de su ocaso otoñal, con una llamativa y preciosa mezcla de colores. Poco antes de la entrada en Baños, buenas fincas y chalets se aposentan a ambos lados de la carretera, con curvas y contracurvas hasta su final en la Basílica. Hay más árboles en la acera, hasta que una recta me lleva al Mirador de la Vega, encantador lugar para sentarse o apoyarse en la barandilla de madera y otear la atalaya de Tariego, sus bodegas e iglesia, los cerros que me llevan hasta Hontoria, donde asoma su iglesia entre vaguadas, y los rojizos montículos conocidos como Las Derrumbadas. Un buen lugar este mirador para meditar, y sentir el placer de admirar la vega y la original belleza del paisaje cerrateño.
Mientras me acerco a la Basílica, viejas casas, casas nuevas, traseras, portalones y portales me llevan hasta el Mesón del Lagar, buen lugar para yantar. Descubro la amplia plaza con el nombre de la iglesia más antigua de España, a la vez que me adentro en el bello y bien ornamentado parque, donde se encuentra la fuente visigoda de Recesvinto, declarada Bien de Interés Cultural. Esta fuente es la única de este tipo que podemos encontrar en toda la Península, una fuente que a lo largo de la historia pasó de ser una poza en la época visigoda, en la que se realizaron baños de inmersión y bautismos, hasta que con el paso de los siglos quedó en el olvido y desapareció el arco de la derecha, que fue reconstruido en el año 1941, según explica la placa que se encuentra en la fuente. Este 1941 fue el año en que probablemente se instalaron los cuatro caños y el pilón. La fuente volvió a ser conocida y valorada en el siglo XIX, gracias a Pascual Madoz, que llamó la atención del estado de abandono de esta fuente, y lo plasmó en su famoso diccionario.
Al llegar al exterior de la Basílica me sorprenden los anaranjados arbolitos que custodian el templo en una mezcla prodigiosa en la que el verde se esfuma a favor de un naranja chillón. Los álamos del parque se elevan por encima del monumento casi desnudos, dejan caer sus hojas moribundas, a la espera de que el viento, las heladas, el invierno y las primeras nevadas las pudran. A lo lejos veo los inconfundibles cerros y laderas de los montes de Dueñas, Villamuriel, Palencia, del Monte el Chivo, del de Magaz, Valdeolmillos y Villamediana. Bordear todo el perímetro del monumento es disfrutar de los elementos que refuerzan el templo, arbotantes, celosías, muros, la espadaña sin campanilla, la cruz patada, los arcos, un sinfín de detalles que te hacen sentir la belleza de un edificio incomparable.
Antes de entrar en la Basílica recuerdo que voy a visitar la que, posiblemente, sea una de las iglesias visigodas más importantes que conocemos. Según entro me siento como si fuera el rey Recesvinto con su séquito, y cruzo como el soberano visigodo, el magnífico pórtico de entrada. Me recibe mi amigo Víctor Andrés, quizás el mejor y más apasionado y amante guía que tuvo la Basílica. Observo como la luz natural penetra a través de las celosías, una luz con rayos tenues a los que les falta la fuerza de los que vi en verano, pero el diferente aspecto del monumento en esta época del año no lo hace perder interés, más aún si se mantiene su puerta abierta
Coincido en la visita con Mónica Figuero, guía que explica la bella y monumental iglesia de San Pedro de Fuentes de Nava. Comienza Víctor la explicación del interior del monumento, docta lección de arte, que se interrumpe por las interesantes preguntas que efectuamos Mónica y un servidor. El guía de la Basílica nos resuelve las dudas, en una amplia y convincente exposición, con soltura, elegancia y sapiencia. En mi opinión, al día de hoy, este buen guía es la persona más estudiosa, y que más sabe de esta maravillosa Basílica. Disfruta el historiador mientras explica, difunde secretos que emanan de su amplio conocimiento, y quienes escuchamos su lección nos extasiamos al conocer que San Juan de Baños es la iglesia más antigua de España, lo demuestra la lápida que se conserva en el techo, y la réplica colocada en uno de los laterales del edificio.
No me canso de escuchar a Víctor, su lección es especial me recuerda a un antiguo profesor de arte, en mis clases de bachillerato en el Instituto Alonso Berruguete, Ángel Iglesias, que con su seductora explicación nos hacía desear ir de excursión a las catedrales y otros monumentos. Las explicaciones del guía de la Basílica se hacen muy amenas, saben a poco, a pesar de que la visita duró al menos 45 minutos. Víctor Andrés tiene la ilusión de que, por parte de los organismos competentes, se trasmita a la juventud la posibilidad de visitar y conocer la Basílica, un monumento con 1300 años de historia, que sitúa en una de las mejores posiciones en España y Europa en cuanto a valor artístico y patrimonial.
La Basílica me hechiza en cualquier época del año, la he visitado de madrugada, al amanecer, a media tarde, por la noche, en Noche Buena, Noche Vieja, Navidad, voy siempre que puedo. El edificio me tiene conquistado y ensimismado, cada vez que lo visito descubro algo nuevo, siento como el monumento me espera, me reconoce, me inhala de todo su misterio, despierta mi curiosidad, me llena de gozo con su belleza y secretos. Es un lujo para mí disfrutar de la Basílica, como lo es tenerla aquí en Baños. Es un lujo para Baños, Venta de Baños, Palencia, Castilla y León, y España. Difundamos nuestro rico y valioso patrimonio, que en este caso es único y de extraordinaria calidad.
Imágenes: Alfonso Santamaría/Victor Andrés
Arquerías, De Roinpa -commons.wikimedia
(*) Mi agradecimiento a Víctor Andrés Ruiz por su valiosa divulgación de los datos históricos y artísticos reseñados en este artículo.
PALENCIA EN MIS RECUERDOS