Martes 1 de abril, 20:00 horas. Sala de cámara, Auditorio de Oviedo. Primavera Barroca: Jordi Savall (viola da gamba): Les voix humaines. Centro Nacional de Difusión Musical (cndmu) "Circuitos". Entrada: 15€. Abono seis conciertos (sin numerar): 72€.Hay figuras mediáticas capaces de llenar salas con el mero anuncio de su presencia aunque hora y media de música sólo con viola de gamba no sea precisamente la mejor publicidad y el programa esté más que escuchado tanto en vivo como grabado. Un otoñal Jordi Savall volvía en solitario a Oviedo con "su" instrumento, la española viola de pierna o gamba (seguramente nacida en España por el siglo XV en la zona levantina, fusión de fídula con técnicas del rabel morisco) que le mantiene desde hace décadas como figura mediática, primero en Francia y poco a poco también en España, aunque los años no perdonan en la ejecución pero sí sumen magisterio, dominio escénico y don de gentes, popularidad mundial. Tomemos pues esta visita como otro merecido homenaje a su trayectoria.El repertorio ya no sorprende pero tenerlo en la distancia corta como en el salón de casa, tropezando con el arco en la mesita o la pantalla de la lámpara, con el ambiente que se logró en la sala de cámara carbayona, de acústica perfecta, y explicando incluso la afinación según los bloques confeccionados, hace a Savall único, humano, cercano a fin de cuentas, resultando más una autobiografía sonora que un concierto al uso, por otra parte nada extraordinario.Titular su presencia abriendo este ciclo barroco de primavera como "Las voces humanas" ya quedaba claro en la presentación escrita: la imitación de la voz en todas sus modulaciones, algo que el músico de Igualada consigue con su joya de siete cuerdas fabricada por Barak Norman (Londres, 1697), con el apoyo del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya y el Institut Ramon Llull.Seis bloques independientes y titulados sirvieron para repasar musicalmente su vida, incluso con cierto humor: "cuarenta años tocando pero un tercio afinando" o comentar que "Marais siempre tocó Marais o Bach solo Bach", pudiendo añadir que "Savall siempre toca Savall", pues los Sainte-Colombe, el citado Marin Marais del que toma el título para el recital, o incluso las referencias celtas, son como sus cuarenta principales."Invocation" con Abel, Bach o Schenk apenas calentaron cuerdas pero faltó la emoción. "Les Regrets" rememoraron su más célebre banda sonora precisamente de los De Sainte-Colombe aunque sigan resultando monótonas y las "improvisaciones" añadidas sobre la Bourré borrasen la autoría de Bach. "Les voix humaines" de Machy y Marais fueron más de lo mismo antes de entrar en "Musicall humors" de Hume, como si lo militar resultase sinónimo de marcha y su viola ganase sonoridad ante el mayor despliegue de recursos, con un arco más generoso pero igualmente impreciso. Los últimos bloques también resultaron más didácticos, "Lessons for the Lyra-Viol" explicando la afinación para las obras de Ferrabosco, Ford o Playford, y la música cercana de gaitas o cornamusas de los anónimos de Manchester (entre 1580 y 1640) titulados "The Lancashire Pipes", progresión de las tinieblas iniciales a la tamizada luz con neblina celta (ñublu y orpín que diríamos en Asturias).Incluso la primera propina mantuvo la permuta de las cuerdas 4ª y 5ª para la misma referencia al bordón gaitero que remueve nuestras raíces astures, otro manuscrito del XIX que recoge músicas anteriores aunque faltase la transmisión maestro alumnos que sirvió para ahondar en la investigación donde El Jordi ha hecho historia. La segunda y definitiva propina fueron unas variaciones sobre una canción de cuna francesa que despertaron más que adormecer a un público entregado a la figura aunque supongo que menos al intérprete o su música.