estaba cansado de ti, camino;
pero ahora que me llevas a todas partes
me siento tu enamorado.R. Tagore
… tras el recodo se abrieron otros nuevos por descubrir. Rincones donde el respirar era distinto y se hacía imperativo el acto de parar, de contemplar esa maraña de arboles, ramas y hojas vestidas de otoño
En la entrada anterior hablaba de mi ideal de patio. Cuando paseo por los barrios con solera de Córdoba, es cuando encuentro ese ideal. Traspasado el zaguán y llegado a la reja, los sentidos perciben la visión de lo asimétrico –y por tanto lo que no tienen nada de decorado cinematográfico- El olor culinario o floral de un lugar con vida, el sonido del silencio, el recuerdo de gustos pasados… el tacto del frio cancel que te dice, es privado.
Pero esta vez –también- me he de conformar con Los Patios (el edificio) La entrada principal situada en la angosta calle Rey Heredia no ofrece nada relevante
Siempre hay “pequeños detalles” que llegan sin un porqué y nos endulzan el día con su regalo de miel…
Esos “pequeños detalles” que dan sentido a la vida…,
y que todo lo embellecen con su leve resplandor,nos alientan en la senda…y suavizan las heridas…
Esos “pequeños detalles” que el corazón almacena y que alumbran fugazmente con su brillo de diamante…,y que nos hacen sentir que vivir vale la pena…
Quizás al fin de este ciclo, al mirar por sobre el hombro,
y observar todas las luces que alumbraron nuestra calle,comprobaremos pasmados…-y enmudecidos de asombro-…¡que nunca fueron “pequeños”…y jamás fueron detalles”…!Jorge Oyhanarte